Estilos de vida que se reflejan en el cerebro

Picture1Las personas con un estilo de vida satisfactorio tienen conexiones cerebrales parecidas entre sí, igual que las que lo tienen negativo. En esta ilustración se muestra el esquema de la materia blanca del cerebro, realizado con imágenes por difusión espectral. Hay una fuerte correspondencia entre un conjunto particular de conexiones del cerebro y un estilo de vida y de conducta positiva, según los estudios realizados por investigadores de la Universidad de Oxford.

El equipo de científicos dirigido por el Centro de Resonancia Magnética Funcional del Cerebro de la universidad investigó las conexiones de los cerebros de 461 personas y las comparó con 280 medidas conductuales y demográficas diferentes, registradas en los mismos participantes. Encontraron que la variación en la conectividad cerebral y los rasgos de un individuo están relacionados: aquellos con estilos de vida y comportamientos clásicamente positivos tenían diferentes conexiones que aquellos con costumbres clásicamente negativas.

Se tomaron los datos de las 461 exploraciones y se los utilizó para crear un mapa promedio de los procesos cerebrales de los participantes. Es cómo un mapa de la población promedio de 200 regiones de todo el cerebro que son funcionalmente distintas unas de otras y sobre las cuáles se puede analizar en cuánto se comunicaban entre sí estas regiones, en cada participante. El resultado es un conectoma (mapa de conexiones entre las neuronas) para cada sujeto: una descripción detallada cuanto se comunican entre sí esas 200 regiones cerebrales. Posteriormente, el equipo añadió las 290 medidas conductuales y demográficas diferentes de cada sujeto y realizó un análisis de correlación canónica entre los dos conjuntos de datos – un proceso matemático que puede descubrir relaciones entre los dos grandes conjuntos de variables complejas.

Los hallazgos permitieron demostrar una fuerte correlación que relaciona las variables específicas en el conectoma de un sujeto con sus medidas conductuales y demográficas. Curiosamente, la correlación muestra que aquellos con un conectoma en un extremo de la escala puntúan alto en las medidas de la conducta que normalmente se consideran positivas, como tener vocabulario, memoria, satisfacción por la vida, ingresos y años de educación.

En cambio, los que están en el otro extremo de la escala exhibían altas calificaciones en rasgos típicamente considerados negativos, como la ira, romper las reglas, el consumo de sustancias y la mala calidad del sueño. Estos resultados se asemejan a los que los psicólogos denominan el factor g de inteligencia general: una variable que en ocasiones se utiliza para resumir las habilidades de una persona en diferentes tareas cognitivas.

Los nuevos resultados incluyen muchas medidas de la vida real no incluidas en el factor g (como los ingresos y la satisfacción por la vida, por ejemplo), otros con la memoria, el reconocimiento de patrones y la capacidad de lectura están fuertemente reflejados.

Los defensores del factor g señalan que muchas de las medidas relacionadas con la inteligencia están vinculadas entre sí (lo que sugiere que si uno es bueno en una cosa, es muy probable que sea bueno en las demás, también). Sin embargo, el factor g ha recibido algunas críticas, en parte porque no resulta necesariamente claro si estas correlaciones entre diferentes capacidades cognitivas reflejan adecuadamente los distintos circuitos cerebrales subyacentes.

Los nuevos resultados, sin embargo, pueden proporcionar una oportunidad de saber si es correcto, o si los procesos del cerebro cuentan una historia más compleja. Estos estudios continuarán y brindarán una importante información que estará a disposición de los investigadores.

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El Autor

Roberto Álvarez del Blanco

Es una de las principales autorida- des internacionales en marketing y estrategia de marca. Profesor del IE Business School.

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