Cuando se escuchan similares historias o argumentos las personas activan áreas y patrones similares. El cerebro humano actúa como si fuera una nube universal vivaz, que responde al significado de las palabras o argumentos en forma más rica de lo que se creía y se había asumido a nivel cientifico. En la Universidad de California, Berkeley, un grupo de neurocientificos ha creado un completo atlas de estos patrones, demostrando cómo los giros o matices del lenguaje natural se procesan en el cerebro.

Mediante resonancia magnética funcional, se identificaron áreas en el cerebro que se activaban por el significado de determinadas palabras según los relatos a los que estuvieron expuestos. Analizando el flujo sanguíneo del cerebro, se documentó un verdadero abanico de respuestas a la narrativa, incluyendo más de 100 áreas en la corteza cerebral. Esta región del cerebro, que contiene alrededor de 20.000 millones de neuronas, juega un papel esencial en la memoria, percepción y reconocimiento. En otras palabras, lo que se ha podido configurar son mapas de significados del lenguaje, y no de las palabras en sí mismas. 

En numerosos estudios se ha podido documentar a nivel cientifico cómo el cerebro vincula el conocimiento de códigos simbólicos del lenguaje cuando resuena con tonalidades diversas o significados distintos. Se ha estudiado, por ejemplo, el diccionario neuronal del cerebro así como la biología de las metáforas e imágenes del lenguaje. Estos estudios han podido demostrar las respuestas del cerebro a palabras aisladas y a frases cortas.

Sin embargo, en este nuevo estudio los participantes han sido sometidos a escáneres del cerebro a medida que escuchaban siete historias de entre 10 y 15 minutos de duración, originalmente grabadas en un programa de radio producidos por un medio radiofónico (Atlantic Public Media).

Estas narraciones autobiográficas consistian en relatos tanto de un hombre que de pronto recuerda historias de su infancia, como la historia de una mujer que se convierte en circunstancial bailarina exótica.

Todas las narrativas contenían más de 10.000 palabras. Éstas se aglutinaron en 200 grupos significativos, como familia, violencia, música o tacto. Luego, a medida que los siete participantes las escuchaban mientras estaban siendo escaneados, los investigadores calcularon la fortalezas o debilidades relativas de las respuestas del cerebro a esos conceptos en miles de localizaciones específicas de la corteza del cerebro.

En estudios anteriores se había demostrado que las capacidades para el lenguaje se concentraban en el hemisferio izquierdo del cerebro. El nuevo mapa revela un paisaje del significado mucho más extendido, que incluye ambos hemisferios (derecho e izquierdo). Además, este patrón resultó homogéneo para todos los participantes que compartieron la narración.

Lo que ha quedado sin demostrar aún es si nacemos con esta red de significados, o si la adquirimos a través de experiencias compartidas y el entorno cultural.

Estos datos son muy interesantes y, a la vez, intrigantes. Nuevos estudios se realizarán para avanzar en el conocimiento del verdadero significado de estos hallazgos que podrían arrojar nueva luz para el diseño de comunicaciones eficaces.