Medición de emociones en las películas
La empresa de entretenimiento Disney Pixar ha puesto en marcha un sistema de reconocimiento facial que rastrea las expresiones de los espectadores para evaluar si la película tendrá éxito. Para ello ha desarrollado una app que combina la realidad aumentada (RA) con los libros para colorear. De esta forma, la nueva revolución de Disney llega mediante la inteligencia artificial (IA) y busca determinar cuál es el nivel de disfrute de los miembros de la audiencia en cada momento de una película.
Se trata de un sistema de reconocimiento facial denominado FVAEs (Autocodificadores factorizados variables), un algoritmo que permite rastrear las expresiones de los espectadores de un modo tan efectivo que, a los diez minutos, anticipa las respuestas de la audiencia para el resto de la cinta.
Para desarrollar el algoritmo se creó una base de datos de millones de etiquetas faciales, filmando con cuatro cámaras infrarrojas a los espectadores de 150 salas mientras veían 9 películas distintas, entre las que se incluyeron la última versión de Star Wars o la de El Libro de la Selva. En total, se obtuvieron 16 millones de estas etiquetas faciales entre 3.200 espectadores, lo que permite reconocer emociones como alegría, risa, tristeza, miedo, melancolía, elevación, empatía, entre otras.
La información obtenida facilita evaluar de un modo objetivo el éxito o no de una película al permitir comprender el verdadero comportamiento humano. Apple también está trabajando en una tecnología similar para estudiar las emociones correctas en el momento preciso.
Disney cuenta con institutos de investigación destinados exclusivamente a la tecnología, uno en Suiza, otro en California y otro en Pittsburgh. Todos ellos están especializados en ciencias de la computación, robótica y tecnología 3D. Estos centros denominados Disney Research han desarrollado algunos dispositivos sorprendentes y algunos muy conocidos, como el robot esférico BB-8 de El Despertar de la Fuerza (Episodio VII), y otros menos famosos, pero con un gran potencial.
Una de las aplicaciones más novedosas es la que combina la realidad aumentada con los libros para colorear. Básicamente el dibujante ve como el dibujo que está pintando sobre el papel cobra vida y se convierte en un objeto de tres dimensiones. Así el león o la jirafa de la imagen comienzan a girar y muestran todos sus ángulos. Aunque en el papel aparezcan sólo de frente. Se ha conseguido este efecto mediante un sistema predictivo de pixeles que deduce las tres dimensiones de un objeto y lo recrea siguiendo los mismos patrones que se han usado para pintarlo. La app estará disponible en breve tanto para Android como iOS.
Enfocado también en el dibujo, pero dando un paso más allá está el Paper ID creado por Disney Research. Se trata de un papel inteligente que responde a los gestos. El ingenio funciona gracias a pequeños adhesivos RFID o identificaciones que se dibujan en el papel. Su peso es el de la tinta con la que se crean y no necesitan de baterías. El adhesivo permite la comunicación entre el usuario y el papel de modo directo.
Por ejemplo, en los libros para niños al sólo abrirlo bastaría para que se escuchara música, pero girar los dedos sobre un personaje, pasar la mano sobre uno de los dibujos, o apenas soplar en una sección de la página puede hacer que el personaje cuente una historia, que el dibujo cambie de color o que aparezcan objetos que hasta entonces resultaban invisibles.
Al permitir conectar mediante el RFID con otros dispositivos, se puede usar también como una partitura que, sólo con agitar la mano (que interrumpe la señal de radiofrecuencia y dispara una reacción), aumenta el ritmo de un instrumento, o por el contrario lo ralentiza. Las aplicaciones son numerosas, sobre todo en el mundo editorial, ya que apunta a un mundo en el que, por ejemplo, los periódicos no se impriman, sólo se actualicen con pasar una mano sobre ellos, se abran enlaces con un golpe de mano y luego se pliegue y se coloque en el bolsillo.
Disney Research también ha creado un robot que responde de modo tan preciso a nuestros movimientos, que es capaz de enhebrar una aguja. Y lo hace a distancia. Así es posible manipular objetos o elementos peligrosos, realizar intervenciones quirúrgicas o médicas, u operar maquinaria pesada.
Asimismo, se ha desarrollado el RapID, un sistema de tecnología que también utiliza las etiquetas RFID, pero, en este caso, para convertir cualquier objeto cotidiano en un mando interactivo. Sólo con programar la etiqueta con la señal adecuada se logra que un vaso de cristal se convierta en el mando del televisor, o un libro nos permita jugar al Ping Pong en el televisor.
Las aplicaciones son infinitas y afectarán a la industria del entretenimiento en su conjunto, pero también a otros sectores como la arquitectura, la ingeniería, la gastronomía, la educación, o el comercio detallista.
La industria del entretenimiento desarrolla una app que combina
la realidad aumentada con los libros para colorear
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