Tiempos excepcionales

Nos toca superar un inicio de década muy traumático y excepcional. Al momento de escribir este post, un tercio de la población mundial, alrededor de 3.000 millones de personas, estamos obligados a confinarnos en nuestros hogares. El número de naciones o territorios con casos declarados de coronavirus (COVID-19) asciende inexorablemente: hoy ya son 182.

Desde que se anunció a inicios de enero el primer caso de coronavirus en China, la vida ha cambiado significativamente para cientos de millones de personas en el mundo. Estamos inmersos en una experiencia inédita. Estamos parando el mundo y volviendo prácticamente a una economía de subsistencia. El confinamiento total de la población significa parar la actividad productiva de los países, incrementar el desempleo, generar una perturbación financiera y disrupción sin precedentes en la economía, que tendrá una incidencia notable e intensidad incierta sobre la sociedad.

El terror a la transmisión del coronavirus ha ocasionado cierre de gran parte de la actividad económica, de colegios, de universidades, de fronteras y hasta puso en cuarentena al dinero chino, donde, como medida de emergencia maravillosa, llevan varios días esforzándose por limpiar billetes y monedas en circulación.

Para frenar y vencer al coronavirus es necesario cambiar radicalmente todo lo que hacemos: como trabajamos, socializamos, compramos, gestionamos nuestra salud, hacemos ejercicio, educamos a nuestros hijos, cuidamos a familiares … Todos deseamos volver rápidamente a la normalidad. Pero muchos aun probablemente desconocen (aunque pronto se enterarán) que para que las cosas vuelvan a la normalidad deberán pasar semanas, o incluso meses. Algunas cosas nunca volverán a ser iguales. El coronavirus supone un punto de inflexión. Cuando la pandemia retroceda y recuperemos las calles, tendremos ante nosotros un mundo diferente.

En esta emergencia mundial por la infección del coronavirus SARS-Cov2 la investigación biomédica se ha puesto en marcha aceleradamente para tratar de conocer el origen de la enfermedad, su transmisión y sus efectos. Los resultados que se obtengan serán fundamentales para la toma de decisiones públicas, sociales y personales. Así mismo, se han puesto en marcha investigaciones y procedimientos para detectar el virus, posibles vacunas y tratamiento preventivos. Hay numerosas publicaciones de artículos científicos desde inicios de año hasta la fecha (más de 900 según la revista Nature). Los avances que se obtengan ayudarán a combatir y vencer una pandemia que está produciendo perversos y devastadores efectos sobre la salud de la población mundial y sobre la economía global.

Esta desgraciada pandemia a la que nadie es ajeno y que está llevándose la vida de miles de personas en el mundo será un dramático episodio transitorio. Sin embargo, la duración de sus efectos dependerá crucialmente del éxito de las medidas para reducir los nuevos contagios y, también, de las políticas aplicadas para disminuir el impacto generado por el cese de la actividad de muchas empresas y de las consiguientes pérdidas de puestos de trabajo.

La pesadilla que hoy vivimos se va a convertir en una guerra larga y dura, con oleadas de enfermedades combatidas con oleadas de restricciones. En ocasiones el virus concentrará sus ataques en una región, luego en otra. Por lo tanto, necesitará movilizar todos los recursos de la sociedad, con un enfoque geográfico mutante.

Para ganar esta guerra se requieren decisiones acertadas a nivel político y líderes talentosos para la gestión de crisis. En algunos casos se está comprobando que algunas decisiones adoptadas se han visto afectadas por el llamado efecto Dunning-Krueger que se produce debido a la sobreestima de las capacidades, y al desconocimiento de las propias incompetencias. Se han asumido conclusiones erróneas (¨esto es simplemente una gripe y es innecesario actuar agresivamente¨) y se han tomado decisiones muy desafortunadas (autorizar manifestaciones multitudinarias o la realización de espectáculos deportivos) cuando ya se sabía de la velocidad con que se manifiestan los contagios. En algunos casos, la incompetencia inhibe la habilidad metacognitiva para entender las consecuencias. A nivel individual, violar las prohibiciones de cuarentena es un claro ejemplo. Ciertas personas están incapacitadas para discernir y distinguir la exactitud o la precisión, del error.

El buque hospital USNS Confort pasa Manhattan cuando ingresa al puerto de Nueva York durante el brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) el 30 de marzo de 2020.

Ahora sí que estamos ante una prueba para que la sociedad demuestre sus capacidades, talento, responsabilidad, solidaridad … Vivimos una disrupción radical de las costumbres y hábitos cotidianos. Experimentamos fuertes emociones (temor, incertidumbre, riesgo, angustia), nos vemos afectados por el aislamiento y la distancia social, y por la responsabilidad de cuidar nuestra salud, la de nuestros seres más queridos, y la de los semejantes con máximo esmero.

La psicóloga italiana Francesca Morelli ha reaccionado de forma admirable ante la crisis que ha creado el coronavirus. Su reflexión es la siguiente: «En una fase social en la que la regla es que cada uno se ocupa de su propio jardín, el virus nos envía un mensaje claro: “la única salida es la reciprocidad”. La responsabilidad compartida, el sentimiento de que tu destino depende no solo de ti sino de todos los demás que te rodean. Y que dependes de ellos».

Esta podría ser una magnífica ocasión para confirmar la capacidad de los seres humanos de luchar contra situaciones de riesgo colectivo y recuperar la idea de que es posible una sociedad más unida, más eficaz, más solidaria no solo frente a esta pandemia, sino para afrontar otros muchos problemas que afectan a su capacidad de acción en el mundo.

Sabemos que genios como William Shakespeare e Isaac Newton comenzaron a crear sus obras maestras durante un confinamiento. Esto demuestra que, ante la necesidad, nuestro cerebro se pone en marcha para agudizar nuestro ingenio y permitirnos salir adelante ante situaciones difíciles. Por lo tanto, hay esperanza, y afortunadamente ya se manifiestan numerosos casos de solidaridad y colaboración. Un ejemplo interesante de innovación colaborativa lo suministra la empresa belga Materialise.

Se ha demostrado que tocar los pomos de las puertas para abrirlas, o pulsar los botones del ascensor implica exponerse a posibilidades de contagio del virus. Para acabar con esta, ahora, peligrosa práctica lo que proponen es una pieza impresa en 3D que se instala en los pomos o en las cerraduras y que se acciona tan sólo con el brazo, evitando el contacto directo de la mano. La importancia es que evitaría la mayor parte de los contagios que se producen al llevar las manos a la cara luego de tocar un objeto contaminado. Sostienen: “en nuestra misión para construir un mundo mejor y más sano, hemos compartido los archivos para que las compañías de todo el mundo y los ciudadanos puedan imprimirlas si disponen de una impresora 3D. Esto se puede usar en casas, hospitales, fábricas y residencias de ancianos”.

Según explican, en menos de 24 horas, los ingenieros materializaron las piezas que sirven para abrir las puertas sin usar las manos y que son fáciles de instalar: sin desinstalar el pomo de la puerta, solo con unir las dos piezas con unos tornillos es suficiente.

Para ver el modelo en funcionamiento ver los siguientes links:

https://www.youtube.com/watch?time_continue=61&v=m7M-0zoXaiY&feature=emb_title

https://www.youtube.com/watch?v=nvCxY3BCE7E

Para obtener en forma gratuita las instrucciones y planos:

https://www.materialise.com/en

Aprender de la Historia

La inquietud que hoy ha generado el Covid-19 encuentra eco en el temor que en el pasado sintieron las sociedades ante otras epidemias. En realidad, estos acontecimientos tan perturbadores han demostrado que pueden cambiar todo.  Conocerlos es oportuno para aprender de ellos e intentar descubrir lo venidero.

Una de las primeras pandemias de las que se tienen referencias, conocidas en la antigüedad como pestes, se manifestó en el año 430 a. de C. Atenas sufrió una temible plaga mientras se encontraba sumida en una guerra contra otras ciudades-Estado griegas liderada por Esparta.

Es posible que se introdujera en la ciudad mediante el agua corriente y que se viera exacerbada por el hacinamiento dentro sus muros debido a la afluencia de refugiados procedentes del campo. La peste mató a Pericles, el gobernante que dio a Atenas sus años dorados, y a todos sus hijos legítimos.

Tucídides, uno de los primeros historiadores de nuestra civilización, tuvo el raro privilegio de sufrir el contagio pero pudo sobrevivir. “Los que estaban sanos, veíanse súbitamente heridos sin causa alguna precedente que se pudiese conocer. Primero sentían un fuerte y excesivo calor en la cabeza; los ojos se les ponían colorados e hinchados; la lengua y la garganta sanguinolentas, y el aliento hediondo y difícil de salir, produciendo continuo estornudar —escribió, recordando el suceso, en su ‘Historia de la guerra del Peloponeso’—; la voz se enronquecía, y descendiendo el mal al pecho, producía gran tos, que causaba un dolor muy agudo”. La descripción de los síntomas que hace Tucídides llega a detallar las características de las pústulas, la tonalidad de los vómitos y la incapacidad de conciliar el sueño a causa del dolor.

En todo caso, después de la peste y la muerte de Pericles, los atenienses no solo perdieron la guerra contra la coalición liderada por Esparta, sino la democracia (la recuperarían con el tiempo) y el imperio que habían forjado (que nunca volverían a tener). Pero cuando la democracia volvió, resultó no ser lo bastante fuerte como para soportar las críticas de Sócrates, al que se condenó a muerte por, supuestamente, inculcar ideas perniciosas a los jóvenes y no creer en los dioses del Estado. La guerra y la peste lo cambian todo.

Pericles dirigiéndose a la Asamblea de Atenas

A lo largo de los siglos, distintas epidemias han afectado a Europa cada pocos años: tifus, disentería… Una de ellas resultó especialmente nociva, hasta el punto de que su nombre se utiliza aún para designar cualquier patología, infecciosa o no, que provoca una gran mortandad: la peste.

Aunque apareció en múltiples ocasiones, la de 1348 ha permanecido en la memoria histórica como la más dañina. Alcanzó un nivel tan devastador que un tercio de la población europea sucumbió a sus estragos. Después regresaría a intervalos más o menos regulares: 1363, 1374, 1383, 1389…, aunque nunca con aquella intensidad letal.

¿Cómo reaccionaron los contemporáneos de estas catástrofes sanitarias? Eran muy conscientes de que nunca aparecían en solitario, sino unidas a otros dos jinetes del Apocalipsis: el hambre y la guerra. Para aquellos que eran religiosos, no había duda de que la enfermedad constituía un castigo, expresión de la cólera de Dios ante los pecados de los hombres. Por eso, muchos acostumbraban a representar la peste como una lluvia de flechas que afectaba a todos por igual, ricos y pobres, jóvenes y viejos.

Este carácter igualitario y su naturaleza repentina eran los rasgos que más llamaban la atención del hombre medieval. Nadie estaba a salvo. Uno podía estar sano y morir a los dos o tres días, tal como observó el religioso Jean de Venette durante una peste en el París del siglo XIV. Se generaba un temor que podía llegar hasta la psicosis.

Flagelantes recorren la ciudad de Tournai para liberar al mundo de la peste negra.

Para dar sentido a los acontecimientos, muchos buscaban una víctima propiciatoria al que culpar. Entre los sospechosos habituales se encontraban los extranjeros, marginados sociales como los leprosos o una minoría religiosa, los judíos.

Las ejecuciones de estos últimos llegaron a considerarse una medida profiláctica para prevenir la extensión de mal. En 1348, varias personas fueron quemadas en Stuttgart, a pesar de que la ciudad aún estaba libre de la epidemia, que no llegaría hasta dos años después. La peste contribuía a acentuar un antisemitismo ya enraizado en la mentalidad de la época.

La angustia hacía que los testigos proporcionaran evaluaciones muy exageradas de los hechos. Boccaccio, en el Decamerón, afirma que en Florencia murieron más de cien mil personas durante la peste de 1348. Esta cifra, como precisaba el historiador Jean Delumeau en El miedo en Occidente, resulta desorbitada. La ciudad italiana no tenía por entonces tantos habitantes.

Cuando se desataba el pánico, emergía la parte más egoísta del ser humano. Incluso aquellos a los que se les presuponían determinadas cualidades morales podían actuar como perfectos cobardes. Los clérigos no estaban libres del miedo, así que también se unían a la desbandada de los que procuraban escapar por todos los medios de una epidemia.

En 1656, el cardenal arzobispo de Nápoles prohibió a sus curas que abandonaran su parroquia. Pero él se abstuvo de predicar con el ejemplo: corrió a refugiarse al convento de San Telmo y no lo abandonó hasta que pasó el peligro.

Las crónicas sobre epidemias en diversos siglos muestran cómo el peligro de contagio desataba episodios de crueldad. En la ciudad alemana de Wittenberg, durante la peste de 1539, se produjo un auténtico sálvese quien pueda. Martín Lutero, el gran líder de la Reforma Protestante observó que sus conciudadanos huían en medio de la histeria. Los enfermos no tenían quien les prestara cuidado. Según Lutero, el miedo era un mal aún más terrible que la propia enfermedad. Perturbaba el cerebro de la gente y la empujaba a no preocuparse ni siquiera de sus propias familias.

La última gran epidemia de peste que asoló Europa tuvo lugar en Marsella en 1720. Después la enfermedad prácticamente desapareció del Viejo Continente. Sería sustituida por otras plagas terribles, aunque no tan mortíferas, como la viruela, el tifus o la fiebre amarilla. Este último mal asoló Andalucía entre 1800 y 1804. En un intento de hallar una explicación, se discutía si el miedo era el causante del contagio.

Las voces más sensatas respondieron que eso no podía ser: los hombres valientes morían en mayor cantidad que las mujeres “tímidas” o los niños. Además, no se observaba que en el ejército o en la marina hubiera más afectados. Eso es lo que hubiera debido suceder de ser cierta esta hipótesis: en el combate se experimenta temor.

El jinete de la Muerte, del ‘Apocalipsis de los Confinados’, Normandía, Francia, c. 1300.

En 1918, con la conocida como gripe española, regresaría una pandemia tan letal como las de siglos anteriores. Significó la muerte, en dos años, de más de cuarenta millones de personas en todo el mundo. La pandemia se abalanzó sobre una Europa que aún no había salido de las calamidades de la Primera Guerra Mundial. Los servicios médicos se encontraron desbordados ante aquella amenaza de origen incierto.

Según un miembro del personal sanitario francés, la inconsciencia de la gente favorecía la extensión del problema: “La ignorancia y la ligereza de la masa del público, la incomprensión de las necesidades de aislamiento, de profilaxis, alargan a seis meses una epidemia cuya duración habitual no sobrepasa las seis semanas”.

En aquel ambiente de angustia, la prensa francesa no dudó en culpar de la gripe al enemigo germano. Las teorías más descabelladas parecían creíbles en aquellos momentos. Circulaban rumores sobre conservas llegadas desde España en las que los agentes del káiser habrían introducido agentes patógenos.

Lo cierto es que Alemania se vio igualmente afectada por la gripe. Cuando la contienda finalizó, el contraespionaje francés no había podido detener a nadie bajo la acusación de practicar la guerra biológica.

Póster alertando a la ciudadanía sobre la gripe española en Alberta, Canadá, 1918. Da indicaciones sobre cómo usar una mascarilla.

El siguiente gran episodio de pánico se desató en la década de los años de 1980: lo provocó el virus del sida. Los homosexuales y los drogadictos pasaron a ser los nuevos apestados en un clima en el que la histeria, una vez más, desencadenaba actitudes persecutorias hacia los más débiles.

En 2018, 37,8 millones de personas vivían con SIDA, resultando en 770.000 muertes. Se estima que 20,6 millones de ellas viven en África. Desde el momento en que se identificó el virus (a principios de 1980) y 2018, las muertes causadas se estiman en 32 millones de personas en el mundo.

La pandemia del SIDA ha producido discriminación (sexofobia) hacia las personas afectadas por la enfermedad. La discriminación es una manifestación de estigmatización de actitudes y comportamientos en el mundo. Incluye ostracismo, rechazo, discriminación o rehuir de ellas. Este actitud y estigma limita en algunos países el acceso de los afectados a los controles o cuidados médicos necesarios, lo que disminuye la búsqueda de diagnósticos y pruebas, identificar crisis, aislamiento, soledad, baja autoestima y pérdida de interés por contener la enfermedad.

Incluso, algunas formas de discriminación se vinculan a la exclusión de puestos de trabajo, prohibición de adquisición de viviendas, pagar extra por alquileres, realizar pruebas obligatorias sin consentimiento o protección de la confidencialidad, realizar cuarentenas, o incluso sufrir la pérdida de derechos de propiedad ante la muerte de la esposa.

En el Siglo XX también se vivieron otras epidemias que generaron crisis y consecuencias relevantes. La parálisis infantil se manifestó en la década de 1950 y afectó a cientos de miles de niños en todo el mundo. Las epidemias de las vacas locas, ébola, fiebre aviar, viruela, tos ferina y dengue son otros ejemplos de episodios devastadores por su elevado nivel de contagios y efectos perversos para la sociedad.

Los ejemplos de la historia nos enseñan que debido a las pandemias se manifiestan una serie de efectos y consecuencias comunes:

– Masiva pérdida de vidas humanas
– Disrupción social
– Búsqueda de culpables
– Hipótesis conspiratorias
– Discriminación
– Xenofobia
– Afloración de egoísmos
– Ignorancia e inconsistencias
– Rumores, calumnias y falsedad de noticias (fake news)
– Miedos imaginarios y reales
– Angustia
– Psicosis
– Crisis económica
– Deterioro financiero
– Desempleo
– Crisis política
– Deterioro (y destitución) de liderazgos ineficaces

Evidentemente, también es necesario significar los aspectos positivos que surgen del comportamiento humano: solidaridad, esfuerzo, heroicidad, refuerzo de valores éticos, responsabilidad, civismo, compromiso y altruismo, entre otros. Coloquialmente, estas crisis provocan el surgimiento de las mejores virtudes y de las peores miserias que caracterizan a la especie humana.

Albert Camus ha escrito que en tiempos de pestilencia aprendemos que en el hombre hay más de lo que admirar que de lo que despreciar. Hoy, conmueve y emociona profundamente ser testigos del esfuerzo al límite, dedicación abnegada, solidaridad y profesionalidad del personal sanitario (médicos, enfermeras, auxiliares, limpiadores) en hospitales colapsados, con escasez de material de protección y de equipos. Policías, militares, bomberos, farmacéuticos, cuidadores de personas mayores, transportistas y operadores logísticos, ganaderos y agricultores, empleados en la cadena de producción de alimentos, cajeras de supermercados, conductores de transporte público, basureros, y miles de voluntarios que colaboran anónimamente para aliviar el dolor y demandas de la sociedad, son también abnegados, y renuevan la esperanza para un futuro mejor.

Investigadores y científicos trabajando esforzadamente en laboratorios para encontrar una vacuna para vencer al virus son también verdaderos héroes en este entorno tan complejo. Todos ellos roles modelos y nos inspiran con su esfuerzo y sacrificio.

Varias estatuas de un complejo residencial de Takoma Park, Maryland, lucen máscaras sanitarias, esta semana en Estados Unidos.

Nuevo escenario

Realizar pronósticos en medio de este torbellino es sumamente complejo, aunque pocos dudan al afirmar que nada volverá a la normalidad después de este cataclismo que está provocando el coronavirus, sin que se experimente cambios significativos. Niels Bohr, premio Nobel de Física en 1922, sostuvo que «la predicción es muy compleja, especialmente la del futuro». Esta irónica sentencia expresa perfectamente lo que se siente al iniciar la visualización del futuro. La más sencilla predicción sobre lo venidero, y probablemente la más acertada, es que la mayoría de los pronósticos serán incompletos. Los valores, percepciones y aspiraciones de la sociedad cambiarán tanto (y lo seguirán haciendo en los próximos años) que reforzarán nuevas tendencias con efectos e influencias permanentes.

La escritora Masha Gessen, autora del libro ¨The Future is History¨ menciona en la revista The New Yorker que la sociedad emprenderá un ejercicio de imaginación que además de ser útil para reaccionar a la crisis actual, lo es para dar forma al futuro. La imaginación no es solo fundamental para encontrar soluciones inmediatas a una crisis para la que no estábamos preparados y que no solo va a ser sanitaria y económica, también social y emocional. Imaginar mundos futuros no es ninguna pérdida de tiempo en medio de una tragedia, puede ser un bálsamo en tiempos de incertidumbre con el que dar forma a lo que vendrá y que, sin duda, será muy diferente a lo que conocíamos. Por eso las distopías triunfan en tiempos inciertos, porque canalizan el miedo y ayudan a imaginar otras realidades. Ninguna da más miedo que lo desconocido.

En su libro ‘Nonsense’, el economista del comportamiento Jamie Holmes analiza casos en los que la incertidumbre nos vuelve creativos. Nuestro cerebro se activa buscando certezas porque no lleva bien la ambigüedad. El shock emocional que nos aflige será el caldo de cultivo para una renovación de la creatividad, impulsará un gran despertar de nuevas ideas. La creatividad e ingenio de personas en los balcones de Italia, España, Francia, Singapur, y brillantes formas de conexión en las redes sociales, y en algunos países a través de la radio, son claros ejemplos de lo que se estaría gestando, aun en medio de esta tormenta perfecta.

Portadas del mes de marzo de dos revistas newyorkinas

En términos económicos nos enfrentamos a una crisis estelar, provocada por un shock de oferta, un shock de demanda, crisis financiera, caída de los precios de las materias primas, pérdida de millones de puestos de trabajo, recesión económica (en algunos países se pronostica depresión), y cese significativo de la actividad industrial. Indudablemente, algo totalmente inédito, que cuesta racionalizar. Si añadimos en la ecuación la elevada probabilidad de defaults (impago de deuda soberana) de ciertos países en vías de desarrollo en los próximos trimestres, el panorama se convierte en desolador.

En el corto plazo, esta disrupción producirá un daño significativo en aquellas actividades caracterizadas por recibir grandes o continuos flujos de público: restaurantes, bares, cafeterías, discotecas, gimnasios, hoteles, teatros, cines, galerías de arte, centros comerciales, mercados artesanales, museos, conciertos, espectáculos deportivos, conferencias y congresos, líneas de cruceros, líneas aéreas, transporte público, escuelas privadas y centros de cuidado de día.

Desde el punto de vista industrial, evidentemente todos los sectores han resultado impactados, aunque los más afectados, en los que se perciben las consecuencias más severas, destacan:

– Turismo: Profundos efectos por las olas de cierre de actividad (cierres en París, Roma, Madrid, San Francisco, New York); el turismo ha disminuido el 50% en Vietnam, a pesar de que no se han registrado mayores contagios locales. La recuperación será lenta y la próxima temporada podrían surgir nuevamente brotes del virus lo que dañaría la demanda.

– Líneas aéreas: Las reservas de vuelos han disminuido el 40% para los meses de marzo y abril, con grave impacto en los vuelos internacionales. Aeropuertos sin actividad en prácticamente todos los continentes. La posible pérdida de la próxima temporada de verano adquiere una elevada probabilidad. Si bien la recuperación de los vuelos domésticos puede ser más rápida (6 meses) para los vuelos internacionales se requerirá el doble (12 meses).

– Petróleo y gas: La caída en los precios del petróleo responde al impacto de la disminución de la demanda a largo plazo y al exceso de oferta a corto plazo. La recuperación de los niveles de precios anteriores a las turbulencias provocadas por la pandemia podría requerir algo más de un año. Mientras tanto el mercado se caracterizará por una elevada volatilidad de precios.

– Automóviles: La caída de la demanda en China, las disputas arancelarias, la disrupción en la cadena de suministros, con el consecuente impacto en la cadena de producción en China, resto de Asia y la Unión Europea, requiere de una capacidad adaptativa y de reacción significativa para las marcas del sector.

– Productos de consumo: Se pronostica un declive moderado en el consumo privado y en los servicios de exportación. Demanda para ciertas categorías (alimentos, limpieza del hogar, higiene personal), aumento de las compras online y demandas negativa localizadas en ciertos productos.

– Electrónica de consumo/semiconductores: Orientación estratégica para diversificar proveedores en forma urgente. Impactos derivados de la ralentización de la cadena de suministros en China provocarán demoras en el desarrollo de 5G. La recuperación variará según subsectores, aunque en el sector de semiconductores la reactivación será rápida.

Podemos imaginar que el futuro, superada la crisis, planteará nuevas reglas de juego, con profundas consecuencias. Sin embargo, la disrupción de muchísimas empresas y la pérdida de puestos de trabajo y de sustento resultará imposible de gestionar. Por lo tanto, para muchos la pérdida de estilo de vida podría resultar ineludible por un largo periodo de tiempo. Viviremos épocas de ¨inconveniencia existencial¨.

¨Para sentirme segura estoy disminuyendo significativamente ir a las tiendas a comprar los suministros. Puedo hacerlo desde casa y evitar así el indeseado contacto con la gente¨. The Economist, 14 de Marzo, 2020

Comenzaremos a vivir en un periodo de tiempo en dónde habrá más preguntas que respuestas, un tiempo caracterizado por incertidumbre sobre nuestra seguridad, sobre nuestra salud y sobre el mundo que nos rodea. Cuando la estabilidad y la claridad resultan difíciles de encontrar es importante saber en quién o en qué se puede confiar.

La confianza es un bien de lujo y hasta que haya certezas y se garantice la seguridad total frente a esta pandemia, nadie va a poder estimular el consumo. Por lo tanto, ¿cómo podremos vivir en este nuevo mundo? Parte de la respuesta, esperemos, será disponiendo de un mejor sistema de cuidado de salud, con unidades responsables de pandemias que puedan actuar ágilmente para identificar y contener los brotes antes que se difuminen, y la habilidad para rápidamente impulsar la producción de equipos médicos, kits de prueba, y medicamentos. Algunos llegarán tarde para frenar el COVID-19, pero ayudarán en las olas futuras de la pandemia.

¿Cómo podría verse afectada la dinámica del mercado por los efectos del coronavirus?

– La recesión económica seguramente provocará pérdida del poder adquisitivo de las familias y del consumo de numerosas categorías y sub-categorías.
– En la última recesión las inversiones en comunicación se trasladaron a buscadores de pago, aunque los genuinos jugadores online como Facebook o Google en el escenario actual resultan vulnerables
– La comercialización de productos de consumo (FMCG) en Tmail y Amazon han explosionado. Las marcas con presencia online se convertirán en más importantes para los clientes, lo que aumentará la relevancia del Directo a Consumidor (DAC) o de ofertas de suscripción.
– Los consumidores están ajustándose a vivir una ¨nueva normalidad¨. Requiere una reformulación profunda del modo de vida y adquirir nuevos hábitos de compra que podrían convertirse en permanentes cambios de comportamiento ex post crisis. Nos enfrentamos a un nuevo paradigma, quizás transformador.

Una serie de tendencias de nuevas demandas ya pueden ser percibidas, entre ellas destacan:

– En primer lugar, la necesidad de crear nuevas condiciones de higiene, salud, seguridad alimentaria y seguridad sanitaria.
– Además, se puede intuir un nuevo modelo mental de prevención, que orientarán a la demanda y desarrollo de prácticas de actividades seguras, en entornos seguros (participar vs evitar). En China se documentan numerosos casos de agorafobia luego de superar la cuarentena.
– Reducir contactos personales: evitar colas o aglomeraciones (aeropuertos).
– Aumentar las acciones contra el comercio ilegal de vida silvestre de animales exóticos, y la retirada de la vida silvestre de mamíferos y quizás de ciertas aves de los mercadillos.
– Desarrollar nuevos productos para obtener la estima y satisfacción en consumidores estresados.
– Innovación creativa para el desarrollo de nuevos productos que competirán en un entorno más controlado, más regulado.
– Auspiciar el teletrabajo, redefiniendo los procesos para estimular el ritmo de la creatividad e innovación teniendo en cuenta que la disminución del contacto personal podría inhibirlo.
– Impulsar las comunicaciones a través de redes sociales.
– Por primera vez se ha producido una ansiedad global para comunicarse a través de las redes sociales
– Nuevos tipos de liderazgo, tanto en lo político, como en lo empresarial, en lo gubernamental y en instituciones de servicio sin fines de lucro.

Es probable que los restaurantes, cines y teatros e incluso los aviones tengan que eliminar la mitad de sus asientos disponibles para garantizar mayor distancia social entre los pasajeros. Evidentemente se producirá un impacto en la capacidad total de los aviones y en los precios de los pasajes aéreos. La cuestión es, ¿podrán sobrevivir en este escenario las líneas de bajo coste con su modelo actual de negocio? ¿Los restaurantes, teatros y cines deberán reconsiderar su EBITDA (Beneficios Antes de Intereses, Impuestos, Depreciación y Amortizaciones) como irónicamente han hecho circular en las redes sociales dentro del mundo financiero americano? Han propuesto sustituirlo por EBITDAC (Beneficios Antes de Intereses, Impuestos, Depreciación, Amortizaciones y Coronavirus).

Las empresas podrían reconsiderar e incrementar la aceptación del trabajo en remoto (teletrabajo). Implicaría mayor flexibilidad para los empleados y menor congestión en las ciudades, además de ahorro de costes en oficinas para los empleadores.  El Silicon Valley ha adoptado el teletrabajo al 100%, y las redes sociales han funcionado como nunca. Durante los primeros 11 días de marzo se han dedicado 5.500 millones de minutos a reuniones virtuales (solo en Webex) evidenciando que la red tiene una resistencia formidable.

Las Universidades y empresas en el mundo entero se han movido rápidamente hacia el trabajo y la enseñanza a distancia por lo que queda del presente año académico. A pesar de la disrupción, este movimiento se observa como una gran oportunidad para impulsar la educación a distancia. Algunas empresas tienen la esperanza de que esta nueva modalidad oriente a un cambio persistente.

Los residentes hacen ejercicio en sus balcones siguiendo las instrucciones de los entrenadores en Nantes, ya que se impone el confinamiento en los hogares para reducir la tasa de propagación de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en Francia.

Acción de las marcas y de los distribuidores 

Las marcas y los distribuidores cumplirán un papel importante en la reducción de la ansiedad de los consumidores mientras se acostumbran a las nuevas rutinas, y quizás a nuevas olas de contagio con sus consiguientes crisis.

Algunas buenas prácticas podrían incluir los siguientes ¨imprescindibles¨:

– Inspirarse en la solidaridad y ayudar a resolver secuelas de la crisis encontrando vías para ampliar la seguridad de los consumidores,
– Incrementar recursos para la planificación de la demanda y la cadena de suministro,
– Posicionar aquellas referencias de caprichos diarios como ¨antídotos para la realidad¨, especialmente aquellas de lujo diario como bebidas refrescantes premium, snacks y productos de confitería a medida que los niveles de estrés y de aburrimiento se incrementan,
– Ayudar a los consumidores a reencontrarse con los beneficios básicos previamente reconocidos,
– Actuar como una marca humana, confiable y transparente,
– Prepararse para adaptar los mensajes de marketing y el enfoque de distribución más allá de los canales físicos tradicionales y volcarse en lo digital, particularmente en las redes sociales que pueden utilizarse como ¨puente y lugar de encuentro¨.

Adicionalmente,

– el cierre de la actividad causada por el COVID-19 propicia la ocasión para que las marcas construyan relaciones duraderas con los clientes, para ello la comunicación debe ser positiva. Las redes sociales son adecuadas plataformas para lograrlo,
– solo el 50% de los consumidores documentan estar suficientemente informados sobre los pasos recomendados para mantenerse sanos ante la pandemia. Brinda la oportunidad de incorporar valor mediante el diseño y buena ejecución de fuentes de información solventes,
– los mensajes del pasado no necesariamente deberían ser abandonados, más bien deberían ser reformulados para el nuevo escenario. Sin embargo, el mensaje es el primer paso, las marcas deben reaccionar y ser ágiles en sus respuestas,
– alrededor del 80% de los consumidores consideran que las marcas deberían flexibilizar los términos de pago y de servicios sin cargo como respuesta a las dificultades que genera el COVID-19. Por ejemplo, la cadena de suministro de material para oficinas Staples ofrece algunos servicios gratuitos y financiación especial. Algunas cadenas de distribución han puesto en marcha el suministro de pruebas de salud en el punto de venta u ofertas gratuitas de plataformas disponibles para obtener datos médicos y de prevención de la salud. Otras han desarrollado iniciativas solidarias mediante el servicio de aclaración de dudas sobre el COVID-19 mediante asesoría médica y psicológica durante las 24 h del día los 7 días de la semana. Si bien estas iniciativas puede que solo sean aplicables a cierto tipo de marcas, el enfoque en el cliente exige estar muy atentos a las acciones que se consideren relevantes y efectivas para aumentar el compromiso y confianza capaz de perdurar más allá de la finalización de la actual crisis.

Los clientes pondrán más énfasis que nunca en atributos de autenticidad y transparencia. Surge un excelente contexto y un momento ideal para colaborar con instituciones y otras empresas, para desarrollar empatía, ayuda y trasladar la calma y serenidad. Es una oportunidad para presentar a la marca y a los responsables de su gestión colaborando para la seguridad y salud de las familias y de los ciudadanos en sus comunidades.

Si se ejecuta con talento se construirá activo de marca tanto en el corto como en largo plazo. Diseñar e implementar ¨pequeños, pero significativos¨, actos de generosidad debería ser ¨lo que ocupe el espíritu y la mente¨.

Para finalizar …

– la ciudad de Wuhan quedará para siempre señalada por el monumental lío que se inició allí y que tanto va a marcar nuestras vidas. Nowness ha elegido esa ciudad para la última entrega de su serie “Portrait of a Place”, dura 3’30” y, manteniéndose fiel su habitual sentido estético, nos muestra el antes, el durante y el inmediatamente después de la llegada del Covid-19 a esa ciudad,

https://www.nowness.com/series/portrait-of-a-place/wuhan-coronavirus

– Además, dos potentes ejemplos de publicidad para estos tiempos el primero es un muy emotivo spot de Budweiser apelando al sentimiento colectivo utilizando los nombres de sus equipos patrocinados; “One Team” dura 1’15”.

https://www.youtube.com/watch?v=3_t9niMNkdg&feature=youtu.be 

el segundo, con un tono completamente distinto, es una acción de Netflix para evitar que los jóvenes salgan de casa; el vídeo explicativo de “The Spolier” dura 45”.

https://www.youtube.com/watch?v=jOhhsN_Le3E

– Marcas como McDonald’s, Audi, Nike, Coca-Cola y Volkswagen son solo algunos ejemplos que están interpretando el concepto de mantener ¨distancia social¨ con el rediseño de sus logotipos.

https://www.cnn.com/2020/03/26/business/social-distancing-brand-logos-coronavirus/index.html

Confiemos que pronto se pueda empaquetar a este maldito virus, al que aquí en California ya se lo conoce como ¨ángel de la muerte¨, y que es 1.000 millones de veces más pequeño que nuestra masa corporal.

Que la tecnología, el conocimiento científico, los amplios recursos económicos y la cooperación internacional funcionen para que esta batalla acabe en éxito rotundo y rápido.

Querido lector, te deseo lo mejor, a ti, a tu familia y allegados.
Y espero que pronto podamos volver a la normalidad,
los mejores deseos para que te mantengas saludable, y que tengas un seguro avance a lo largo de la crisis económica,
salgamos de esta!

Artista: Chis Beetles

¨Coronavirus: Trata de no llevar tus manos a la cabeza
cuando veas los últimos datos económicos¨

46 Responses to Tiempos excepcionales

  • Begoña Jamardo Suárez:

    Enhorabuena por refrescarnos la memoria histórica y por una fascinante y completísima aproximación al futuro- que ya está aquí. He disfrutado mucho los anuncios y el modo en que marcas como Audi o McDonalds reinterpretan sus logos con el distanciamiento social.

    Un gran abrazo en la distancia Roberto

  • Rubén Amado:

    He leído tu interesante artículo, el cual comparto.

    Intentaré dar una modesta opinión sobre el futuro de la humanidad. A grandes rasgos identifico dos alternativas según dure la pandemia. Si se encontrara una medicación que la controle en el corto plazo, nada cambiará, más allá del reacomodamiento global de la economía, con las lógicas secuelas de este proceso. No se sabrá quien ha ganado, pero todos habremos perdido algo. Quizás la soberbia de vencer este desafio agudice las grandes contradicciones de nuestra sociedad.

    La otra alternativa es que esto se prolongue sin una solución cercana. No podemos siquiera imaginar las consecuencias de ello, aunque comparto tus teorías expresadas en el artículo. Un abrazo, y paciencia para soportar esta especie de prisión domiciliaria. Por suerte me siento afortunado por vivir en un espacioso lugar, que me permite múltiples actividades y disfrutar de la naturaleza. A cuidarse. Un abrazo virtual (al menos nos queda éste).

  • Santiago Bassols Villa:

    Magnifica visión 360°. Excelente análisis histórico de otras pandemias, de la situación actual y especialmente de los diferentes escenarios de futuro. La descripción de la situación actual como “crisis estelar” me parece muy acertada, define en dos palabras el momento que estamos viviendo. Se nota que el Autor es uno de los líderes mundiales en estrategia de marca.
    El análisis histórico nos debería servir para no repetir determinados comportamientos a nivel individual y como sociedad. Por lo que parece, una parte de la población empeorará notablemente su modelo vital lo cual requerirá importantes dosis de solidaridad públicos y privados. No tenemos que dejar a nadie atrás.
    Con todas las dificultades que representa analizar una situación inédita como la que estamos atravesando el Autor nos da una visión clara de los cambios en los hábitos de comportamiento social y de consumo. Necesitamos proyectarnos hacia el futuro con este tipo de reflexiones.
    A diferencia de una guerra, los activos físicos han quedado intactos, la agricultura y la ganadería no han quedado afectadas y la mayor parte de la población superará la infección. Todo lo anterior nos debería dar una cierta dosis de optimismo moderado esperando que la salida de esta crisis no tenga forma de “L”, quizás tampoco de “V”, pero esperemos que si en forma de “U”.
    Mi solidaridad con las familias de los fallecidos y mi aplauso para todas las personas que luchan en primera línea para vencer al “enemigo invisible”.

  • Juan Arribas:

    Parecería que la epidemia será parcialmente vencida en mayo o en junio. Aunque no será totalmente erradicada hasta que se desarrolle una vacuna para lo que se necesitaría alrededor de un año. El virus es endémico en la población humana y los vulnerables seguirán siéndolo hasta entonces. Aplanar la curva prolonga el tiempo de circulación del virus en la población. La cuestión es que sucederá con los viajes internacionales cuando las estadísticas demuestren que el virus no ha sido exterminado. Necesitamos enfrentarnos al conflicto sanitario y a las necesidades económicas de forma racional.

  • Alex Barreiro:

    Indudablemente. hay que recuperar la actividad económica. Abrir restaurantes, cafeterías y centros comerciales. Aumentar la distancia entre mesas para mantener la distancia social adecuada. El sector hotelero, de restauración y de distribución comercial proporcionan trabajo a miles de personas y a cientos de familias. Cuanto antes se pongan en marcha, antes llegará la solución. La economía no puede parar por mucho tiempo más. Es suicida. Hay que resolver con buen criterio la ecuación salud pública – salud económica.

  • Raquel Garamendi:

    El mundo no se ha acabado. Se ha parado. Hay que volver a ponerlo en marcha, y cuánto antes.

  • Javier Planas:

    Buen artículo. Reflexiones inteligentes que hacen pensar en el futuro inmediato. Confío en la solidaridad del mundo científico y en los grandes avances de la ciencia de la información para que podamos salir de esta situación lo antes posible.

  • Mario Casanovas:

    Congresos, convenciones y reuniones multitudinarias están acabadas … por años. Necesitamos evolucionar.

  • Carmen González de Pedro:

    Históricamente cada epidemia ha cambiado la sociedad ahora y siempre, desde la peste, la lepra el tifus la malaria, la gripe aviar, las vacas locas, el sida, todo transforma. Según los resultados de la epidemia no es lo mismo una epidemia de un solo país y pocos casos a uno mundial con miles de cientos de muertos. Espero que todos podamos aprender muchas cosas de esta pandemia, aunque creo que en unos meses lo habremos olvidado… what a shame!

  • Luis Márquez:

    Para algunos, lamentablemente la cuestión será tener, o no, acceso al agua y el jabón.

  • Pedro Madueño:

    Yo me pregunto qué va a pasar cuando se encuentre la ansiada vacuna. Será en ese momento cuando vamos a ver realmente lo que son los países.

  • Gloria del Rio:

    Me ha encantado tu artículo, ameno ilustrativo e interesante. Lo he compartido con mis amigos y algunos conocidos. Es tiempo de lectura…
    Aquí estamos tranquilos, en Galicia, no sé si porque aún no ha llegado el famoso pico, o porque vivimos algo más aislados los hospitales aún no se han colapsado y están haciendo acopio de material para dotarlos suficientemente.
    Lo que sí me preocupa y mucho es que esta situación se prolongue en el tiempo, porque desde luego el frenazo de la economía tendrá -desde mi humilde entender- consecuencias mucho peores que el propio coronavirus: se calcula que llevamos en el primer trimestre más de dos millones de muertos por el hambre, ¿cuántos serán con la economía frenada?
    Y no sólo en los países donde el coronavirus está afectando a la población sino en todo el mundo. En algunos lugares en África -donde no ha llegado aún el coronavirus- viven con los únicos recursos que les proporciona el turismo. Si este desaparece, el hambre (algo endémico ya allí) será aún mayor, pero ¿esto nos importa? De hambre sólo se mueren los pobres y más vulnerables.
    Me pregunto ¿por qué la respuesta está siendo tan desmedida si el virus no es tan letal? He leído un artículo del filósofo coreano afincado en Alemania Byung-Chui Han “La emergencia viral y el mundo del mañana” un diseccionado de la sociedad del hiper consumismo y me han parecido muy acertado. Recomiendo su lectura. Lo finaliza diciendo “El virus no vencerá al capitalismo. La revolución viral no llegará a producirse. Ningún virus es capaz de hacer la revolución. El virus nos aísla e individualiza. No genera ningún sentimiento colectivo fuerte… Confiemos que tras el virus venga una revolución humana. Somos nosotros, personas dotadas de razón, quienes tenemos que repensar y restringir radicalmente el capitalismo destructivo, y también nuestra ilimitada y destructiva movilidad, para salvarnos a nosotros, para salvar el clima y nuestro bello planeta.”
    Recibe y siente un grandísimo abrazo desde este lado del océano que es y será siempre tu casa.

  • Josep Sanchez:

    Un artículo muy interesante, un análisis del pasado, presente y futuro que a todos nos tiene
    que hace reflexionar. Muchas gracias.

    En mi humilde opinión, yo creo que todos debemos aportar nuestro pequeño grano de arena
    en una situación tan grave como la actual. Desde dirigentes, gobiernos, agentes económicos,
    empresarios, trabajadores. Todos y cada uno de nosotros debemos reflexionar en por qué
    hemos llegado a esta situación, en nuestra fragilidad y a veces en un exceso de confianza a
    medida que los tiempos avanzan y nos “sentimos dominadores de este maravilloso planeta
    azul”.
    Solo deseo y espero que esa creatividad aporte muchísimo a lo que se nos avecina en el futuro
    después de esta tragedia. Y creo y estoy convencido que en ese día después, todos y cada uno
    de nosotros deberemos ser solidarios, unir fuerzas y aportar a nuestra sociedad esa fe y
    esfuerzo qué en muchas situaciones graves en la historia ha movido montañas, día a día, cada
    uno de nosotros y sin excepción.

    Un fuerte abrazo desde Barcelona.

  • Ivana del Blanco:

    Me he nutrido de tu interesantísimo artículo sobre el actual momento que nos toca
    transitar y superar. Datos históricos vinculados a crónicas de epidemias que
    desconocía. Y esta ¨Crisis Estelar¨ nos demanda paciencia y atención para navegar en
    medio de la oscuridad, con la esperanza y la creatividad necesarias para encontrar las
    mejores acciones e inéditas respuestas para poder superar este gigantesco desafío. El
    mundo está parado, quizás como en toda crisis es la oportunidad de repensar,
    reflexionar, y evolucionar. Cumplir la misión que tenemos como seres humanos,
    evolucionar. Gracias Roberto por compartir tu excelente artículo.
    Cariños desde Patagonia Argentina.

  • Roberto Veyto:

    Estamos enfrentados a una profunda crisis. Una pandemia global es una fuerza irresistible de la naturaleza, pero nuestras decisiones sobre cómo reaccionar y prepararnos en todos los frentes: infraestructuras, economía, cultural, y lo más importante en lo político, podrían haber sido decisivas en la prevención de las graves consecuencias que hoy sufrimos. Estas circunstancias han sido provocadas por una sociedad enferma, que sufre una profunda crisis de valores, que adora la frivolidad y a las celebridades, y que mantiene un claro distanciamiento con la ciencia y la sabiduría de la experiencia. No necesitamos regresar a esa normalidad. Esa normalidad es la enfermedad, y todas las muertes innecesarias y privaciones causadas por la pandemia son los síntomas.

  • María Agustina Aguinalde:

    Nunca como ahora en la historia hemos sido tan dependientes de las acciones individuales. El liderazgo político está ausente, y cuando aparece suele ser mediocre. Esto no nos exonera para poder ejercer nuestras responsabilidades individuales. Las únicas armas en esta batalla son el conocimiento y el comportamiento. Ambos totalmente bajo nuestro control. Resistir a las falsedades, incluidas las mentiras que nos decimos a nosotros mismos sobre lo que es o no es aceptable. La verdadera lucha requiere no bajar nunca los brazos. ¡Qué inimaginable, pero persistente resulta lo irreparable!

  • Antonio Espósito:

    Me cuesta ser optimista. Me he propuesto dejar de ir al cine, asistir a conciertos, competiciones deportivas, viajar en tren, en avión o ir a cualquier sitio donde se produzcan afluencias masivas de público hasta que no se desarrolle la vacuna. Tengo la impresión qué la distancia social ha llegado para quedarse hasta que la vacuna pueda ser administrada a toda la población. Al 100% de la población en todo el mundo. Podría ser como en el pasado, que las personas portaran una tarjeta amarilla demostrativa que has sido vacunado para poder viajar al extranjero. Esta será nuestra nueva normalidad.

  • Susana Masseroni:

    Bienvenidos humanos al Colapso de la Colonia. Lo hemos estado advirtiendo durante años … Sinceramente … Y no nos han escuchado … Las abejas.

  • Ricardo Marino:

    El virus estará con nosotros hasta que se descubra la vacuna, y probablemente hasta después también. Los gobiernos deberán trabajar con los científicos de forma exitosa, caso contrario lo lamentaremos con la pérdida de numerosas vidas humanas. Algunos gobiernos y el virus están demostrando ser una mezcla tóxica.

  • Sergio Vidal:

    Gran artículo. Los que parecerían haber manejado bien la crisis son los surcoreanos. Si los demás países entendieran y pusieran en marcha lo que ha hecho Corea del Sur se solventaría gran parte de la crisis. Esta podría ser la respuesta:
    1.- Test, test, test … y más test,
    2.- Trazado de pacientes, saber con quién ha estado en contacto el paciente X y cuándo,
    3.- Restringir los contactos en forma temprana y agresivamente,
    4.- Usar datos de teléfonos inteligentes para informar sobre el estado de pacientes infectados y hacer un trazado de movimientos para garantizar su cuarentena.

    España ha fracasado en:
    1.- No disponer de pruebas efectivas masivas antes de que el virus se estableciera en la población. Un método efectivo de pruebas fue publicado por científicos alemanes a mediados de enero
    2.- Carencia de un método que permita el trazado de contactos, y tardía orden de confinamiento.
    3.- Insuficiencia de material de protección para el personal médico, enfermeras, asistentes, limpiadores, y otros responsables de la salud pública,
    4.- Liderazgo político de baja calidad, muy mediocre.

    ¿Qué puede salir mal?

  • Norberto Calabró:

    ¡Enhorabuena Roberto por tus reflexiones! Sin duda son Tiempos excepcionales y aunque aún es pronto para predecir sus consecuencias por tratarse de episodios que se van produciendo en territorios y períodos diferentes, estos momentos resultan apropiados para analizar los modelos de sociedades que estamos construyendo. Tus interesantes investigaciones y publicaciones, revelan que los seres humanos tenemos circuitos con neuronas muy valiosas, las mismas que pueden ayudarnos a reflexionar mejor, más aún cuando está en peligro nuestra propia supervivencia.
    El planeta en el que habitamos muestra rasgos de fatiga y un presente casi de ficción, por la aparición de ese microscópico virus que concreta amenazas de muerte y confinamientos.
    Un tema a incluir en esas reflexiones es el de los valores éticos que enseñamos o dejamos de enseñar, pensando siempre que somos diferentes a otros seres de la naturaleza, y que siempre podremos condicionar a ésta, en función de nuestros propios intereses individuales o colectivos.
    En más de una oportunidad y éste es uno de ellos, me cuestiono los modelos de enseñanza: ¿Academia versus Intuición?, o ¿Academia + Intuición?, o ¿Academia + Intuición + Valores éticos? Sin embargo, ningún modelo será eficaz, si no es pensado y diseñado para lograr un mundo más igualitario (en igualdad de circunstancias), más justo y solidario.
    ¡Felicito y agradezco a todos los qué como tú, enseñan e investigan! igualmente a los que colaboran en preservar vidas, fomentar conocimientos y bienestar, ahora más que nunca, como dices “en medio de esta tormenta perfecta” a fin de que podamos aprender a transformar estos Tiempos excepcionales en ¡Tiempos de normalidad!

  • Verónica Romano:

    El COVID-19 se originó en los mercados húmedos chinos. Acabo de enterarme que China ha autorizado la reapertura de estos mercados. ¿Acaso no es esta una fórmula para un nuevo desastre? Si el virus no nos mata antes, estos mercados generarán otra infección letal que puede destruir un enorme porcentaje de la población mundial. Parece que vamos a ignorar lo que sucedió con la propagación del cólera debido a las precarias condiciones de higiene en Londres siglos pasados. ¿Acaso las autoridades sanitarias internacionales no deberían enseñar a los chinos las ventajas de la refrigeración, y de los métodos humanos para tratar a los animales, además de estándares adecuados de higiene? Cuánta razón hay en aquello de: ¨el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra¨.

  • Víctor Barbosa:

    En este punto, quizás lo más inteligente es que retornar a lo normal no solo es imposible, sino que resulte indeseado, debido a que lo ¨normal¨ (creo no disponer del espacio suficiente para hacer un listado de los disparates que hemos estado cometiendo en las últimas décadas como sociedad supuestamente civilizada) se ha constituido en la parte principal del problema.

  • Sergio Bianchi:

    En el mundo de los negocios sabemos que hay que estar preparados ante lo inesperado. Para ello existen los planes de contingencia. En esto consiste en gran parte el liderazgo genuino, en saber diseñar buenos planes de contingencia. En el deporte esperas lo inesperado y te preparas para ello. En fútbol te preparas para recibir una falta del contrario y te preparas para ello. En baloncesto esperas que el árbitro cobre una falta errónea en los últimos segundos y te preparas para ello. En la batalla esperas lo inesperado y basándote en la Teoría de los Juegos te preparas para ello. Ahora, la cuestión es prepararse para lo no convencional. Parece que no nos hemos preparado para algo que Bill Gates en 2015 anunció en su conferencia en TED sucedería. Estamos en medio de una pandemia y nos encontramos desprotegidos. Parecería que sólo unos pocos saben exactamente lo que más conviene hacer y hacia dónde vamos. Puede que estemos presenciando un fracaso del liderazgo de proporciones épicas, con lamentables consecuencias en pérdida de vidas humanas y graves repercusiones económicas. Deberíamos estar mejor preparados para superar esta enorme pesadilla.

  • Carolina Vrech:

    La madre naturaleza no es el enemigo en esta crisis. El ser humano es su propio enemigo. Quizás 7.800 millones de habitantes somos demasiados para el planeta. La biología nos enseña que el resultado de la superpoblación provoca plagas, hambre, degradación del medio ambiente y conflicto entre la superpoblación animal. ¿Les resulta familiar?

  • Camilo Silva:

    El virus será controlado y la economía global se recuperará parcialmente cuando cada uno que se traslade de un lado a otro pueda ser testado en cinco minutos. Analicemos las medidas de seguridad en los aeropuertos luego del atentado del 11 de septiembre y podremos tener un anticipo de lo que vendrá. Se podrá volar si el resultado de la prueba individual es negativo. Si el resultado es positivo, directo a cuarentena. Las pruebas son la solución a largo plazo. El aislamiento es una solución de emergencia, aunque es un sistema defectuoso. Las pruebas masivas, hasta que se desarrolle una vacuna, restaurará un equilibrio módico en el mundo. Un verdadero líder debería ser capaz de verlo.

  • Marc Fontcuberta:

    Hay una creciente expectativa de que la amenaza del coronavirus disminuirá durante el verano. Pienso que este no será el caso. Esta guerra mundial se extenderá durante el año 2021 y seguirá constituyendo una amenaza hasta tanto se obtenga una vacuna que funcione con éxito y que pueda estar disponible a bajo coste, masivamente. En cuanto al daño económico, será profundo y se extenderá, al menos, por una década. El mundo se transformará en menos globalizado, especialmente en la cadena de suministros, se orientará al teletrabajo, disminución de los viajes, más aislamiento, menos cine y teatro y más streaming, menos restaurantes y más entrega a domicilio, menos cortejo y galanteo y más citas online. Acelerará la transformación digital en la mayoría de los sectores industriales, y de asistentes virtuales en el conjunto de servicios basados y apoyados por la Inteligencia Artificial (IA).

  • Jorge Vicevich:

    En Toronto, el alcalde de la ciudad ha aprobado recientemente un decreto por el cual autoriza a multar con $1,000 a los que incumplan la distancia social. Sin embargo, responsables de la administración pública de transportes no autorizarán a los conductores de autobuses a usar mascarillas faciales en el trabajo, a pesar de que un par de conductores han dado positivo en los tests, por lo que han sido confinados en cuarentena. ¿Es esta la nueva versión de creatividad al poder?

  • Rosana Fandame:

    Si se reabre la economía demasiado rápido, tendrá un enorme coste a largo plazo debido a la cantidad de casos mortales que se producirían por un contagio exponencial. Salvar la mayor cantidad de vidas a largo plazo sería lo mejor. Si la economía se reabre pronto podría manifestarse una considerable falta de confianza en los consumidores debido a la posible presencia o rebrote del virus. Reabrir la economía sin contar con la confianza de los consumidores nos podría situar en el peor de los escenarios. La economía continuaría paralizada por falta de confianza de los consumidores, además de provocar la prolongación de la epidemia. Y, también llevaría a más casos mortales, lo que provocaría una profundización de la crisis económica por razones obvias.
    Si la economía se reabre tarde, se producirá una mayor confianza en los consumidores y menor cantidad casos mortales y de personas con deficiencias pulmonares, lo que compensaría económicamente el tiempo extra para la reapertura. Es verdad que postergar la reapertura de la economía provocará mayor desempleo, pero con algún tipo de ayudas y de subvenciones el problema podría palearse. Además de moratorias para el pago de alquileres y de créditos hipotecarios. Evidentemente, el dilema es enorme. El problema es colosal.

  • Fernando Birro:

    ¨Debemos escuchar a los científicos sobre cuándo podremos volver al trabajo. Hay que evitar que ningún político nos diga cuando debemos volver a nuestro puesto de trabajo¨. Mensaje de la dirección general a todos los integrantes de la organización en la empresa de telecomunicaciones donde trabaja mi esposa, con presencia en 150 países en todos los continentes.

  • Marcelo Cuccinelli:

    Habría que resolver de inmediato la ¨Tercera Ola¨ del COVID-19, de demandas judiciales por falsos contagios. ¿Qué propietario de una empresa estará dispuesto a la reapertura sin contar con total protección legal de las posibles demandas de los propios empleados e, incluso, de clientes? Especialmente en supermercados, grandes almacenes y demás comercios detallistas.

  • Luis Manuel Calleja:

    En la línea del autor del blog, el cambio en extensión y profundidad es de tal magnitud que ni aun se sabe con escasa precisión las dimensiones cuantitativas y las cualitativas son muy borrosas. Este comentario trata de las segundas tomando pie del citado blog.
    Como dice el autor: la vida ha cambiado significativamente para cientos de millones de personas en el mundo. En estas circunstancias cabe apuntar a varios campos de estudio -inmediatos y rápidos. Nos apoyaremos en científicos, técnicos, sociólogos, historiadores, filósofos, pero el público a quien van destinadas las líneas del autor y mías, son personas de acción, configuradores de este futuro nuevo que ya no es el que era. Propongo tres cuestiones-marco para abordarlos con mayor profundidad de la que se está usando hoy:
    ¿Cuáles son los principios lógicos básicos a seguir? ¿Qué permanecerá inalterado en el cambio? ¿Quiénes deben decidir, los tecnócratas o los dirigentes?

    Respondiendo a la primera cuestión; esos principios se suelen llamar de “sentido común”:

    – La causa es anterior al efecto. Distinguir las causas de las correlaciones estadísticas circunstanciales

    – No contradicción: una cosa no puede ser y no ser, en el mismo sentido,
    simultáneamente

    – El todo es superior a las partes. Distinguir lo esencial de lo accidental.

    Cualquier falta en este triplete, invalidaría ipso facto cualquier argumento que se conciba, decisión que se tome o ejecución que se haga. La opinión pública publicada no suele seguir estos principios por ignorancia, tirada editorial, congraciarse con el poder o torcida intención general, pero este tipo de errores tampoco son infrecuentes entre los científicos y entre los políticos…

    Respondiendo a la segunda pregunta. Para que haya cambio, según los clásicos, algo debe permanecer, ya que, en caso contrario, se daría una simple destrucción, y no es esto lo que pretende el grueso de la humanidad ni el covid lo alcanza. Por esta razón, lo más importante de la gestión del cambio es la gestión de lo que no tiene que cambiar: lo esencial, mudando solamente lo instrumental, transitorio o accidental.

    Los aspectos instrumentales son lo que se ha de cambiar en el sentido que marque lo esencial, o más bien aquella persona o grupo reducido, que decidan: Ese “alguien” en el caso de las organizaciones de la res pública o mercantiles, es la persona de vértice, la que tenga el mayor poder en ella, el líder. Alguien que descubra un orden posible en la realidad que tiene delante. Ya que las cosas parece que fueron diseñadas para que alguien les dé algún sentido. En términos de la metafísica, de esas personas depende y son:

    Causa Final: aquello para lo que existe ese algo, a lo cual tiende o puede llegar a ser.
    Causa Material: decidir y procurar aquello de lo que está hecho algo.
    Causa Eficiente: elegir aquello que ha de producir ese algo

    Las cosas por sí solas no salen adelante, pero tampoco la mera técnica las lleva adecuadamente. ¿Cuál es el papel del líder?

    Respondiendo a la tercera cuestión. Distinguir lo complejo, necesario de la técnica, de lo contingente, prudencial. Distinguir también, la poiesis, como dirían los clásicos, la producción material final, de la praxis, que hace qué eso se lleve a cabo, poner los fines últimos. Y hoy la técnica pesa en exceso, con lo que en una tecnocracia, bastarían una especie robots que obedientemente siguieran unas instrucciones y protocolos, no unos dirigentes líderes.

    Como dice el Dr. Álvarez del Blanco, el autor, se necesitarán Nuevos tipos de liderazgo, tanto en lo político, como en lo empresarial, en lo gubernamental y en instituciones de servicio sin fines de lucro.
    Teniendo en cuenta lo que el politólogo francés Bertrand de Jouvenel (Teoría pura de la Política) constataba diferencias entre los problemas políticos frente a los meramente técnicos: “Un problema político no tiene una solución, tendrá arreglos, apaños transitorios… nunca se cumplen todas las condiciones técnicas o de otro tipo… es como en una quiebra en que, por definición, no se satisface a todos los acreedores”. Entonces, ¿Cómo habrá que gobernar?: alguien ha de priorizar, negociar, usar criterios y políticas más que instrucciones y protocolos automáticos, pues donde hay automatización, no hay decisión.

    Los Expertos no deben tener la última palabra en cualquier problema social. La técnica iluminada por la ciencia -virología, economía, psicología- puede resolver con eficacia los problemas que le son propios, pero no vayamos a dejar a la ciencia decidir: la necesaria reflexión, deliberación, contingencia sobre la conveniencia moral de un fin determinado, en vez de “eficacia para alcanzar un resultado”. Pero líder ha de consultar, tener siempre la ciencia en cuenta y pedir consejo.

    El lenguaje tecnocrático tiende a considerar los fines como garantizados, como si hubiese consenso espontáneo universal sobre ellos y como alcanzarlos. Mas cabe al líder el derecho y el deber de decidir y conducir la praxis, llevar a cabo los fines más omnicomprensivos.

    Finalmente, si como dice el artículo, El confinamiento total de la población significa parar la actividad productiva de los países, incrementar el desempleo, generar una perturbación financiera y disrupción sin precedentes en la economía, que tendrá una incidencia notable e intensidad incierta sobre la sociedad. Convendría convertir este peligro en una oportunidad, que el mismo artículo que comento, incoa: reflexionar con una profundidad sin precedentes, y entre esas reflexiones seguir y encontrar respuestas dentro de las tres cuestiones que les propongo, entre otras más técnicas. Queda, pues, mucho por pensar y hacer. Todo con el mayor sentido del humor, sí, y tratando de ver las eventuales vis cómicas de los comportamientos humanos sometidos a presión a fin se diluir el miedo, la angustia y el shock paralizadores. Por mi parte, llega el punto de terminar, y, como diría Groucho Marx: “es mejor callarse y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente”.

    Prof. Luis Manuel Calleja. IESE, Universidad de Navarra, Madrid, 16 de abril de 2020.

  • Valentí Camps:

    Felicidades por tu excelente análisis de la situación. La comparación con situaciones similares a lo largo de la historia, y lo poco que hemos aprendido de ello… Del texto quisiera quedarme con la parte positiva y optimista. La reacción de millones de personas, de solidaridad, todos aquellos que se juegan su salud, empezando por el personal de sanidad, pero extendido, como tú dices, a muchas más personas. Esperemos que nuestros políticos, nuestros gobiernos, también hayan aprendido de a dónde nos lleva la improvisación y el no querer abrir los ojos ante la realidad. Un fuerte abrazo desde Igualada, Cataluña.

  • Estela Ferreira:

    Los aviones son ¨tubos de prueba¨ con alas: viaja en avión + contágiate del COVID-19.

  • Jorge Saraiva:

    El único ganador de esta pandemia es el Planeta Tierra. Ahora puede respirar aire fresco.

  • Rosa Sarangello:

    Necesitamos reconsiderar la idea de la globalización y de la libertad de movimiento de las personas que pueden trasladarse a cualquier destino sin controles, y sin tener en cuenta ninguna consideración sobre la salud pública.

  • Mario Rodríguez Alcántara:

    Cada día leo sobre lo que está sucediendo en el mundo respecto a esta tragedia. En términos relativos las víctimas en Japón, Alemania, Taiwán y Corea del Sur, solo como cuatro ejemplos, son menores que las que se producen en Estados Unidos. Ellos también tienen una población envejecida. También tenemos a Sud África donde los resultados preventivos parecen funcionar adecuadamente, aunque tienen altos niveles de pobreza con el consiguiente riesgo asociado. Luego están nuestros vecinos del norte, Canadá. Por alguna razón el índice de muertes allí es muy inferior a las nuestras per cápita, igual que las de nuestros vecinos del sur, México. Creo que las autoridades de New York deberían mirar más a estos países ya que hay mucho de donde aprender para manejar esta crisis. Ningún gobierno, o ninguna administración tiene el total monopolio de la verdad para hacer las cosas correctamente. Aprender los unos de los otros podrá salvar muchas vidas, y acelerar la salida triunfal de esta catástrofe.

  • Pere Prat:

    Apreciado Roberto, V. me pasó el link para acceder a tu trabajo. Ya le dije que me pareció una excelente visión de la situación, poniéndola en contexto tanto desde la perspectiva histórica, como su probable impacto futuro. Tanto es así que la circulé entre mis contactos (gente seria pero que a menudo no accede a los links porque ya leen mucho). Te he puesto el documento tal como lo envío. Así saben que yo lo he leído y que recomiendo su lectura. Y he de decirte que algunos, como R. T., presidente de T. (fabricante de pequeños electrodomésticos), lo ha reenviado a los directivos de su organización en España, Brasil y Miami y que el feedback de esta gente también ha sido muy positivo. Te lo digo puesto que el camino no es el que te permita controlar sus respuestas (es culpa mía) pero que asegura una distribución selectiva y personalizada. También aproveché para leer otros trabajos que habías publicado en la misma revista, como “Realidad aumentada crea en 3D tipografía móvil” y “Singularidad en restaurantes” que me hizo revivir experiencias vividas en mi reciente viaje a Japón. Te felicito por todos ellos. Dicen que siempre nos gusta más aquello que coincide con nuestras propias apreciaciones, pero en mi caso, además de aceptar esta premisa, tengo que decirte que siempre encuentro perspectivas nuevas que no había percibido y, por tanto, siempre aprendo contigo. Perdona de nuevo haber circulado tu documento fuera de las vías usuales. Un abrazo desde Igualada, Cataluña.

  • María Jesús de la Orden:

    Como española casada con un americano y viviendo en Seattle procuro leer diversos periódicos online: locales, nacionales e internacionales. Americanos, Europeos y Asiáticos. Algunos periódicos, como el Daily Mail (o el Daily Wail como se lo conoce en Gran Bretaña) constantemente están comunicando a detalla cómo el mundo se irá irremediablemente al garete. Por el momento no tenemos más alternativa que enfrentar la realidad, pero debemos hacerlo con esperanza y amor compartido para salir de esta pesadilla. Las personas deben ayudarse mutuamente, este es el mundo en el que vivo y desearía continuar existiendo. Manténgase a resguardo, es el deseo para todos los que lean esto. Necesitamos voces firmes, con coraje, que nos den una visión de lo que nos espera cuando finalmente superemos esta experiencia global. El artículo me ha ayudado a comprender lo que vendrá.

  • Alfonso del C. B.:

    En primer lugar, enhorabuena por la publicación, me pareció muy interesante e ilustrativa del futuro. Aunque no me atrevo a participar en vuestro debate, puesto que no es mi especialidad y no creo estar a vuestra altura. Reconozco que, desde mi profesión, me preocupa más la “propaganda de guerra” que la “economía de guerra”. Se están alterado radicalmente los equilibrios de poderes que desde el siglo XVIII se habían establecido en Europa -desde Montesquieu a Tocqueville (que tanto analizó el sistema americano)-; la Unión Europea, como gran logro del siglo XX, hace aguas; y la erosión de todo ello, más la de los derechos y libertades fundamentales, se justifica y defiende sin ningún pudor por una propaganda continúa.

  • Eduardo Gutiérrez-Valcán:

    ¨La adversidad hace que el hombre se reencuentre a sí mismo¨. Albert Einstein. Gran declaración, muy oportuna para una época histórica sin precedentes. Gran artículo!

  • Ricardo Polo:

    He leído que durante la Gran Depresión de 1930 la gente se refugiaba y evadía a través del arte y de la música. Deberíamos hacer lo mismo y alimentar nuestro espíritu más allá del horror de estos días. Hablando de arte, esta semana con papel y lápiz en la mano comencé a dibujar caricaturas e historietas referidas al coronavirus para compartir con mis amigos. He logrado momentos de respiro ante la angustia y miedo descomunal de lo que nos puede llegar a suceder en los próximos meses.

  • Ricardo Monteagudo:

    Toda organización que pueda cambiar su modelo de negocio hacia online/entrega a
    domicilio/recogida en origen debería hacerlo rápidamente. Algunos resultados científicos no indican
    que haya evidencia en que aquellas personas infectadas y que hayan desarrollado anticuerpos
    sean inmunes a la reinfección, y que no puedan contagiar nuevamente el virus. Esta es una pésima
    noticia que inhibe la idea de otorgar permisos especiales para reiniciar la vida eludiendo la distancia
    social a aquellas personas recuperadas. Desconozco cuales son las implicaciones para el
    desarrollo de la vacuna en el futuro, pero esto no suena nada bien. Además, hay informes que
    indican que personas jóvenes y de mediana edad que han sufrido casos ¨leves¨ luego de la
    recuperación han fallecido por ictus o están sufriendo severas consecuencias por daños
    pulmonares, indicando que las secuelas del virus podrían ser más severas en el largo plazo que lo
    inicialmente se intuyó. Las organizaciones inteligentes necesitan reinventarse. Probablemente
    habrá que invertir en software que permita realizar operaciones a través de portales online. Quizás
    rediseñar algunas de sus funciones para procesar órdenes online y gestionar operaciones de
    envío/recogida sin contacto personal. Quizás algunos restaurantes deban ofrecer ¨kits de comidas
    preparadas¨ para congelar. Para los negocios que requieren contacto humano cercano será mejor
    pensar y encontrar nuevos grupos internos de gestión, porque a menos que se surja una innovación
    que permita encontrar rápidamente un tratamiento milagroso, lo más probable es que el colapso del
    negocio esté próximo. Mi opinión pueda que no sea compartida, pero tiene más sentido común que
    confiar en que otras personas arriesguen sus vidas para que los demás podamos alcanzar una
    normalidad temporal.

  • Ignacio Flores Alcorta:

    El mundo debe volver a la actividad. La reapertura de la economía se producirá inevitablemente más pronto que tarde, y no necesitará de instrucciones especiales del gobierno. Las personas necesitan trabajar, de lo contrario no tendrán nada para llevar a la boca. El gobierno está interesado en reabrir la actividad en términos impositivos o de consumo. Por lo tanto, el reinicio de la actividad sucederá con la vuelta al trabajo, aunque será más lenta que cuando se produjo su cese. Resultará interesante analizar lo que vendrá después de la reapertura. La respuesta correcta sería: la llegada próxima de los nuevos virus. Hay demasiadas personas en el mundo. La mayoría viven en ciudades y estos son lugares idóneos para la difusión de pandemias infecciosas. Solo basta mirar el mapa del coronavirus. Los virus mutan, evolucionan de tal forma que su ¨civilización¨ es 4.000 millones de años más antigua que la nuestra. Poco es lo que se puede hacer aquí. Habría dos formas para sobrevivir al COVID-19 y a las subsiguientes infecciones: contagiarse y alcanzar la inmunidad, o ser vacunado. La vacunación mundial será posible solo en 1-2 años, pero todos necesitamos comer, ahora. Por lo tanto, deberíamos comportarnos como hacen los japoneses. Evitar apretón de manos, abrazos, besos a todo el mundo, mantener la distancia social a un metro y medio como norma, lavar las manos frecuentemente con jabón, y usar máscara s protectoras no solo para cuando no queremos ser contagiados, sino para cuando no deseamos contagiar a los demás.

  • Elfrida Müller:

    Desde Viena, creo que el impacto de cerrar la economía global como se ha hecho producirá más muertes que el propio coronavirus. Ello explica el nuevo énfasis en los medios de comunicación. Seguramente no lo veremos en el mundo desarrollado en los próximos meses, pero ya está sucediendo en África y en América del Sur. Desearía que los medios de comunicación publicaran más noticias de estos lugares tan problemáticos.

  • Gonzalo Barrio:

    Como bien indica el Profesor Álvarez del Blanco el coronavirus cambiará el mundo. Tendremos una doble transitoriedad: sanitaria y socioeconómica. Ambas dolorosas.

    El artículo analiza con detenimiento varias causas fundamentales de esta crisis entre ellas la sobreestima de la capacidad del sistema sanitario que ha venido seguida de un baño de realidad. Antes del 2008 también teníamos uno de los mejores sistemas financieros y la crisis puso de manifiesto lo lejos que estábamos de esa aseveración.

    Pero como esperanzadoramente indica el artículo, siguiendo a Albert Camus, en esta situación crítica que nos pone a prueba como sociedad, debemos pensar que “en el hombre hay algo más digno de ser admirado que de ser despreciado”. En este sentido he sido testigo de cómo algunas empresas de Vigo pusieron sus activos e instalaciones al servicio de los que luchan contra el virus sin pedir nada a cambio.

    La vida tras el coronavirus tendrá unas pautas antes impensables:

    – Distancia social
    – Altas exigencias de seguridad e higiene
    – Nuevos hábitos de compra y consumo
    – Medios de pago electrónicos casi en exclusiva
    – Incremento del teletrabajo y del teleaprendizaje
    – Limitaciones de viajes en transporte público

    Y si bien en su conferencia online adelantó algunos de los aspectos del Marketing que viene, será bueno que el Profesor Álvarez del Blanco y otros expertos en Marketing generen publicaciones que nos orienten sobre los nuevos enfoques que se producirán en el nuevo escenario para seguir llegando a los distintos mercados. En resumen: un magnífico artículo que analiza las causas y anticipa consecuencias de esta crisis devastadora para todo el mundo y muy especialmente para España y que espero tendrá continuación en un nuevo artículo que nos aproxime a las claves del marketing futuro.

El Autor

Roberto Álvarez del Blanco

Es una de las principales autorida- des internacionales en marketing y estrategia de marca. Profesor del IE Business School.

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