¿A qué huelen y cómo saben los colores?
¿A qué huele y cómo sabe el rojo? Imagine que está en una galería de arte, observando un cuadro con predominio del color rojo. ¿Cree que su interpretación cambiará si mientras lo mira prueba salsa de tomate? ¿O huele una muestra de sangre? ¿O ambas cosas a la vez? Este experimento es posible vivirlo en la Tate Gallery de Londres, en una exhibicion singular llamada Sensorium. Desde el 20 de Agosto al 20 de septiembre de 2015 el experimento, mediante el uso de tecnologías interactivas, permite observar cómo los sentidos modifican las formas de visualizar el arte.
La inspiración de Tate Sensorium proviene de las neurociencias y de la nueva idea de que ninguno de nuestros sentidos opera aisladamente. Modificamos las percepciones por nuestros sentidos y lo hacemos de diversasa formas. Estudios recientes confirman una serie de ideas: los colores tienen fuertes asociaciones con los aromas (por ejemplo, el amarillo con el limón, y el turquesa con el mentolado). Asimismo, se ha descubierto que comer alimentos en un plato o recipiente pesado mejora la percepción del sabor y se lo asocia a mayor precio.
Los restaurantes han sido los primeros en utilizar estos hallazgos para crear nuevas experiencias estéticas. Se ha experimentado, por ejemplo, con iPods para aumentar el sabor de platos de pescados mediante sonidos de olas rompiendo en la playa. Ahora la Tate Gallery aplica estos principios a los canones artísticos mediante la colaboracion de neurocientíficos, técnicos de sonidos de ritmos binaurales, diseñadores visuales, coreógrafos de teatro, diseñadores de interacción sensorial, y un especialista en aventuras aromáticas.
Desde el punto de vista artístico, el hecho de poder complementar la experiencia visual con los otros cuatro sentidos en forma significativa puede cambiar la manera de sentir el arte. Modificar la atmósfera del museo o de una galería de arte hace que los visitantes piensen de forma distinta sobre las piezas expuestas. Para poder analizar este impacto, los visitantes a Sensorium disponen de una pulsera electrónica que graba sus reacciones biométricas a medida que reaccionan con los experimentos en la exposición, los cuáles serán analizados por la Universidad de Sussex.
La exposición hace uso de nuevas tecnologías, cómo la de sonidos binaurales especialmente grabados (el efecto sobre el cerebro de los binaural bits sólo se produce si el estímulo de cada una de las dos frecuencias de que están compuestos llega a través de cada uno de los oidos de manera aislada). Cuando se reproducen a traves de auriculares estereofónicos, el sonido binaural crea un fantástico sentido espacial en quien lo recibe, lo que permite discernir de dónde provienen los sonidos.
El sonido binaural es muy inmersivo y permite “penetrar” en la obra de arte. Por ejemplo, imagine un paisaje en dónde se representa un enorme espacio. Los sonidos binaurales otorgan una perfecta posibilidad de explorar esa dimension espacial permitiendo dirigir la atención a diferentes partes de la obra para imaginarlas más cerca o lejanas.
Asimismo, las ondas de sonido crean una sensación táctica cuando se perciben en la piel (puede sentirse incluso la sensación de una lluvia seca). También puede sentirse un círculo o, si se mueven las manos hacia arriba o hacia abajo, puede sentirse la sensación de empujar una burbuja.
El olfato es relativamente sencillo de experimentar. Por ejemplo, papel tratado o aerosoles son vehículos típicos para propiciar una aventura aromática. Los aromas tienen fuertes y específicas connotaciones emocionales en la memoria, particulares a cada persona. Para una persona el aroma fresco en el interior de un automóvil puede asociarse a un taxi, y para otra a las vacaciones de la niñez.
En el contexto artístico, implica admitir que una obra significa distintas cosas a personas diversas, y usando los sentidos se puede comprender que no existe una interpretación universal. Una misma obra de arte puede ofrecer distintas experiencias sensoriales: el uso de las tecnologías ayuda a estimular los sentidos incrementando tanto el imaginario como la memoria.
En la mayoría de museos la regla es “No tocar”, “Silencio”, “Meditar”…
La Tate Gallery de Londres experimenta otra forma de entender el arte. En Sensorium el museo utiliza el gusto, tacto, visión y sonidos para ofrecer una experiencia nueva y visceral. Los sentidos son impactados para afectar a las percepciones. Las personas experimentan sus sentidos, para recrear lo que el artista sintió al crear la obra,y así vincularse con ella de una forma inédita e inolvidable.
Una visitante a la exposición experimenta la obra de David Bomberg “En la bodega” (1913) no sólo viéndola, sino involucrando todos sus sentidos. La obra se puede “tocar”, “oler”, “degustar”, y por supuesto ver, mediante una serie de nuevas tecnologías, diseñadas para aumentar la experiencia y lograr una máxima interacción e imaginario.
Para más información, pueden verse los vídeos:
https://www.youtube.com/watch?v=oVap4R-wqRE
https://www.youtube.com/watch?v=Fu1pXE9HSeA&list=PL5uUen04IQNmp7AinMS4949Ngj2vaSAdv
El cuadro de Francis Bacon “Figura en un paisaje” (1945) es una pintura abstracta y frenética, que refleja los tiempos convulsos de guerra y de revueltas políticas. El chocolatero Paul Young ha producido una chocolatina especial que mimetiza la sensibilidad de la obra. Se intenta que se deguste el mismo suelo, por ello es seco, explota en boca con cobertura fina de polvo, no resulta particularmente placentero y se suma al dramatismo de la obra. Los sabores se vinculan a lo ahumado y amargo, aunque incorporan algo de dulce para representar el cielo azul. Literalmente, resulta un proceso asociativo de las distintas secciones de la pintura mediante un formato y matiz comestible.
El experimento se complementa con un audio de sonidos binaurales grabados en Hyde Park en Londres. Al escucharlo, el cerebro registra el sonido en un espacio tridimensional, imaginado que uno mismo se encuentra en el propio Hyde Park, experimentando la acústica tanto como lo hizo Bacon cuando pintó la obra.
El tacto es activado a través de instrumentos hápticos basados en una nueva tecnología que utiliza sonidos ultrasónicos. Permite que las personas interactúen con una pantalla táctil sin que sea necesario tocarla, mientras se recibe la sensación de que la mano, efectivamente lo está haciendo. Otro sistema exhala aromas florales cuando se manifiesta proximidad humana. Especialmente concebidos los sonidos tridimensionales se obtienen tanto por sistema de audio direccionales y por auriculares de sistemas binaurales.
La obra de John Latham ¨Punto Final¨ (1961) representa un círculo negro que el artista hizo incorporando varias trazos superpuestos de pintura acrílica sobre una tela de fondo beige. En la exposición se presenta acompañada con una máquina ultrasónica que reproduce sonidos de olas para generar sensaciones táctiles. En este caso gotas de lluvia en la mano. Se acompaña con auriculares que reproducen sonidos de lluvia por lo que hay tres diferentes sentidos enviando información al cerebro. De esta forma el visitante experimenta una reacción basada en la convergencia de inputs hápticos, auditivos y visuales. Invita a las personas a pensar en otros sentidos cuando están expuestos a un espacio visual.
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