Activar el interuptor del cerebro para desconectar

Picture1En estas fechas tan entrañables, millones de personas se tomarán unos días de descanso y disfrutarán de la Navidad y de las fiestas de Año Nuevo. Muchos viajarán a lugares soñados para desconectar de las rutinas y contentarse con la compañía de familiares o amigos. Sin embargo, no pocos sentirán preocupación por la cantidad de correos electrónicos que se acumulan, y en numerosos casos, compulsivamente, se tratará de acceder a Internet durante ese tiempo de descanso tan preciado.

Deberíamos ser capaces de poder evadirnos totalmente y asegurarnos de deleitar unas verdaderas vacaciones, desconectando de todo lo rutinario. Estos días pueden ser mucho más que fechas fijas en el calendario para celebrar acontecimientos excepcionales, como la Navidad. Al igual que en los momentos que dedicamos a la familia, a las comidas en la buena mesa y a los fines de semana, este paréntesis puede contribuir significativamente a mejorar nuestro cerebro.

Cada día, nos bombardean acontecimientos, pseudoacontecimientos, noticias y chácharas provenientes de distintas direcciones, produciendo tensión. Según un estudio realizado en el 2011, en un día típico recibimos la información equivalente a la incluida en 174 periódicos, cinco veces más de la que recibíamos en el año 1986. Debido a que los 21.274 canales de televisión en el mundo producen 85.000 horas de programación propia diaria (datos de 2003) vemos un promedio de cinco horas de televisión cada día. Por cada hora de visionado de videos en YouTube, hay colgados 5.999 nuevos videos.

Hay motivos suficientes para sentirnos superados: la capacidad de procesamiento de la mente consciente es limitada. Básicamente, se debe a cómo evolucionó el sistema de atención en el cerebro.

Nuestro cerebro se caracteriza por dos modos dominantes de atención: la red de tareas positivas y la red de tareas negativas (se denominan redes debido a que incluyen redes neuronales, similares a redes eléctricas en el cerebro). La red de tareas positivas se moviliza, o activa, cuando la persona verdaderamente se involucra en la tarea, se enfoca en ella, sin distracción. Los neurocientíficos lo denominan ejecución central. La red de tareas negativas se activa cuando la mente está divagando, es la modalidad de ensoñación. Estas dos redes de atención operan como un balancín en el cerebro: cuando una está en actividad la otra se mantiene inerte.

El sistema de atención dual  es uno de los mayores desarrollos producidos en el cerebro humano, y el resultado de su actividad nos ha permitido inventar la rueda, construir catedrales, escribir poesía, descubrir la penicilina, conquistar el espacio o decodificar la totalidad del genoma humano. Todos estos proyectos requirieron abundante resolución y nutrida perseverancia.

Probablemente, lo que los hizo realidad se originó en la modalidad de ensoñación. Este estado del cerebro, caracterizado por el flujo de conexiones entre ideas disparatadas y pensamientos razonados, es el responsable de los momentos de mayor creatividad, cuando estamos posibilitados para resolver problemas que previamente parecían irresolubles. Te encuentras caminando por la calle tranquilamente y de pronto, ¡Zás! en forma inesperada, la solución al problema en la que tanto has estado pensando, aparece repentinamente. Este es el modo errante de la mente, realizando conexiones entre cosas que previamente no éramos capaces de ver relacionadas.

Un tercer componente del sistema de atención es el filtro de atención que ayuda a orientarla hacia aquello que debemos percatarnos y abstraerla de aquello que debemos ignorar. Es lo que permitió a nuestros ancestros estar alertas ante los depredadores u otras situaciones de peligro. El constante flujo informativo de Twitter, Facebook, Vine, Instagram, mensajes de texto, entre otros, hace que no les prestemos atención por mucho tiempo continuado. Es el curso característico de la era de la información.

El paso entre ensoñación y atención es controlado en una importante área del cerebro llamada ínsula. Vincular a dos objetos externos involucra la conexión entre los lóbulos temporal y el parietal. La eficacia de esta conexión varía según las personas. Para algunas funciona sosegadamente, mientras que en otras es más bien agitada. Pero la conexión se produce, y si fuera muy reiterada nos sentiremos cansados y un tanto aturdidos, como consecuencia de los balanceos demasiado rápidos.

Todo lo que hacemos durante el día, contestar e-mails, redactar informes, negociar con un cliente, socializar con un familiar y amigos, contestar al teléfono, leer el periódico, chequear el extracto del banco… compite por recursos en el cerebro con otros aspectos como dónde invertir en acciones, recordar en que sitio guardé el pasaporte, a qué hora tenía la cita, o cómo recomponer una situación profesional luego de una discusión con un compañero de trabajo por diferencias ante una decisión.

Si se desea ser más efectivo y creativo o tener más energía, el dictado de la ciencia indica que habría que organizar y segmentar el día según períodos para cada  proyecto. Las relaciones sociales deberían hacerse durante un tiempo predeterminado, y no como interrupciones constantes durante el día. Los e-mails también deben atenderse en un determinado momento del día. Un  correo electrónico a la espera de contestación por nuestra parte puede que nos distraiga la atención, afecte los recursos para centrarse ya que estaremos pensando en él, y distrayéndonos de lo que estamos haciendo. Es mejor programar la dedicación a ellos que estar bifocalizado.

El aumento de la creatividad sucederá naturalmente a medida que abandonemos la multitarea y nos sumerjamos en una sola actividad por un periodo continuado, por ejemplo 30 a 50 minutos. Diversos estudios han demostrado que caminar por un bosque o escuchar música puede transportar la mente a un modo sosegado. Este acto, como un rebobinado neuronal, suministrará la perspectiva necesaria para lo que se está haciendo.

La ensoñación encamina hacia la creatividad, y las actividades creativas nos enseñan a desarrollar las capacidades para cambiar las cosas, moldearlas a nuestro agrado para que tengan un efecto positivo en nuestro entorno. La música, por ejemplo, ha demostrado ser un método para mejorar la atención, aumentar la autoconfianza, mejorar las habilidades sociales y el sentido de compromiso.

Disfrutar del descanso es biológicamente restaurador. La siesta es saludable. Diversos estudios han demostrado que una siesta de 10 minutos mejora la función cognitiva y restaura el vigor, disminuyendo la fatiga y el insomnio. Si nos proponemos disfrutar de breves vacaciones de tanto en tanto (las verdaderas vacaciones sin trabajo) y dedicar tiempo para la breve siesta diaria y la contemplación, estaremos en una posición más vigorosa para solucionar los mayores problemas con los que nos debamos enfrentar. Al mismo tiempo que seremos mucho más felices mientras lo estamos haciendo.

A todos vosotros, buenos amigos, muchas felicidades en estas entrañables vacaciones de Navidad, y los mejores deseos de un próspero y maravilloso 2015!

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El Autor

Roberto Álvarez del Blanco

Es una de las principales autorida- des internacionales en marketing y estrategia de marca. Profesor del IE Business School.

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