Intercambios rápidos, acelerados

Los intermediarios financieros y traders que intercambian títulos y activos a velocidad de vértigo, manteniendo posiciones sólo unos segundos, parecerían estar logrando que las inversiones a largo plazo se conviertan en un espejismo.

Quizás sea inevitable. De hecho, el pensamiento y orientación de corto plazo prevalece en el cerebro humano. Nuevas investigaciones sugieren aspectos interesantes sobre inversiones e intercambios en el mercado, basándose en el uso de las recompensas obtenidas, para predecir los retornos futuros.

La región del cerebro conocida como corteza frontopolar es mayor en los humanos que en cualquier otro primate. Esta área del cerebro es vital para favorecer actividades mentales como la memoria, exploración de nuevas realidades y entornos o toma de decisiones vinculadas con el futuro.

Los investigadores (California Institute of Technology, Universidad de Nueva York y Universidad de Iowa) han observado como la corteza frontopolar contribuye a pronosticar las recompensas. Compararon a individuos con daños en esta área con otros grupos de control (individuos sanos e individuos con daños en otras zonas del cerebro).

Todos los voluntarios en el experimento participaron en un juego simulado por máquinas (iguales a las máquinas de juego de un casino). Se les otorgó la libertad para jugar con la máquina que creían les proporcionaría mayores beneficios. Lo que desconocían era que las máquinas variaban impredeciblemente los resultados.

Los hallazgos neurocientíficos demostraron que los grupos de control tomaban sus decisiones de apuestas según los resultados de las dos últimas jugadas. Tan pronto el patrón de resultados parecía modificarse, respondían cambiando de máquina. Aunque consideraban los resultados futuros, los individuos “sanos” extrapolaban las experiencias más inmediatas al futuro y decidían, predominantemente, con esa base.

Sin embargo, los individuos con daños en el cortex frontopolar basaban sus decisiones en los resultados históricos acumulados, más que en sólo los recientes. Al estar impedidos de la capacidad de uno de los centros principales de razonamiento, estas personas evitaban pronósticos basados en procesos aleatorios.

Aunque el experimento no se diseñó para explicar específicamente los intercambios financieros o de mercado, su estructura aleatoria lo aproxima a la realidad del comportamiento del mercado financiero.

Cuando nos enfrentamos a lo impredecible, la corteza frontopolar se niega a admitir la derrota. Busca desarrollar las habilidades de cálculo para encontrar patrones informativos aleatorios. En ausencia de patrones reales, detectará otros ilusorios, y actuará rápidamente en base a ellos.

Cada vez más inversores son reacios a la práctica de invertir y mantener posiciones a largo plazo. Sin embargo, aunque se argumente que “comprar y mantener ha muerto” no está claro que es lo que prevalece. En el mercado tan volátil de los últimos años diversas alternativas como “localización táctica de activos”, “técnicas cuantitativas para la disminución de riesgos” e incluso la tan utilizada “intuición”, también han resultado poco atractivas con sus resultados.

En realidad, las decisiones de inversión y de intercambio deberían ser el resultado de un proceso madurado y de reflexión pausada. Ser consciente de las limitaciones del conocimiento favorecería un mayor nivel de inteligencia.

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El Autor

Roberto Álvarez del Blanco

Es una de las principales autorida- des internacionales en marketing y estrategia de marca. Profesor del IE Business School.

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