El cerebro cambia de idea

Picture1En numerosas ocasiones hemos decidido realizar algo y a último momento cambiamos de idea. ¿Cuántas veces, ha tenido en la tienda un producto en sus manos que deseada comprar y en el último instante cambió de idea y lo sustituyó por otro? Esto se produce en un lapso de cuatro segundos y demuestra la complejidad de la toma de decisiones.

Investigadores de la Universidad de Stanford que estudian cómo se produce el proceso de toma de decisión en el cerebro han registrado, por primera vez, las fluctuaciones momento a momento de las señales del cerebro producidas cuando un mono que hace elecciones libres cambia de opinión. Los hallazgos son el resultado de experimentos realizados en laboratorio y enfocados en el control de movimiento y prótesis neurales (tales cómo brazos artificiales) controladas por el cerebro del usuario.

Los investigadores enseñaron a monos de laboratorio a realizar una tarea de toma de decisiones. Luego se desarrolló una técnica para rastrear las señales cerebrales que se producen durante una sola decisión, con una fracción de segundo de precisión. Este avance reveló las señales neuronales que se producían durante una vacilación momentánea o cuándo el mono cambiaba de opinión. Así se han podido observar, por primera vez, muchos fenómenos cognitivos en el cerebro. Y se ha podido rastrear una sola decisión y ver cómo llegó el mono a ella: si decidió rápidamente, lentamente, o cambió de opinión a medio camino.

Los experimentos involucraron a monos entrenados para llegar a cualquiera de dos objetivos en una pantalla de ordenador. A menudo era posible llegar a cualquiera de los objetivos, lo que invitaba a una elección libre. A veces, uno de los objetivos estaba bloqueado, lo que provocaba una elección forzada. Otras veces, los investigadores cambiaban entre estas dos configuraciones mientras el mono estaba decidiendo, fomentando un cambio de mentalidad.

La investigación se centró en el tiempo que el mono pasaba deliberando, antes de que comenzara el movimiento real. Los monos fueron entrenados para sentarse quietos mientras dos objetivos vibrantes eran colocados a ambos lados de una pantalla de ordenador. Barreras de color en la pantalla creaban un laberinto sencillo. Cuando los blancos dejaban de vibrar los monos fueron entrenados para pasar a uno u otro destino moviendo el dedo a través del laberinto hasta tocar uno de los objetivos.

Durante los experimentos, 192 electródos en la corteza motora y premotora de cada mono comenzaron la medición de la actividad cerebral en el momento en que los objetivos aparecieron en pantalla. Las mediciones continuaron hasta que los blancos dejaron de vibrar y el mono comenzó a moverse. El intervalo entre la aparición de los objetivos y el comienzo del movimiento marcó el momento de la decisión o, en algunos casos, la vacilación.

Haciendo uso de un algoritmo decodificador se pudo analizar la actividad cerebral momento a momento durante cada decisión individual. En cierto sentido, era capaz de leer la mente del mono durante elecciones libres, cuando cada decisión puede ser diferente. Se pudo observar que la actividad cerebral de una decisión libre típica parecía exactamente igual que una elección forzada. Pero algunas de las opciones libres eran diferentes. De vez en cuando, estaban indecisos durante un momento antes de tomar cuarquier decisión. Alrededor de una vez de cada ocho, adoptaba un plan rápidamente, pero cambiaba de opinión de forma espontánea un momento más tarde.

Esta comprensián más profunda de la toma de decisiones ayudará a los investigadores a afinar los algoritmos de control de prótesis neuronales para que las personas con parálisis manejen una prótesis de brazo controlado por el cerebro o guíen un cursor activado de forma neural por una pantalla de ordenador. Asimismo, algunos resultados podrán utilizarse en neuromarketing para determinar, con máximo rigor, cómo actúa el cerebro en el momento de la “verdad final” en el proceso de decisión de compra.

A principios de la década de 1980 ya se habían realizado experimentos en la Universidad de California, San Francisco, para evaluar la naturaleza del libre albedrío. Se pidió a los sujetos conectados a un electroencefalograma que presionaran un botón cuándo quisieran. También se les pidió que anotaran el momento preciso en que se daban cuenta del deseo o necesidad de moverse.

Los experimentos mostraron que la actividad del cerebro relativa al movimiento comenzaba, en promedio, unos segundos antes de que los sujetos se dieran cuenta que tenían previsto desplazarse. Se concluyó que el deseo de moverse surgía inconscientemente, y el “libre albedrío” sólo podría venir en forma de un veto consciente: lo que se denominó “libre no-albedrío”.

Los nuevos resultados no implican que en la actividad cerebral desaparezca la libre voluntad. En cambio, sí muestran que se puede planificar hacer un movimiento en particular, pero a veces cambiar de parecer un segundo después. El momento de comprometerse con una elección, por lo tanto, podría suceder más tarde. Ser capaz de ver como cada elección se desarrolla en una escala de tiempo de milisegundos puede ayudar a que sea posible estudiar mejor este tipo de cuestiones resbaladizas.

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El Autor

Roberto Álvarez del Blanco

Es una de las principales autorida- des internacionales en marketing y estrategia de marca. Profesor del IE Business School.

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