Coronavirus y consecuencias en el cerebro
Tanto si te has contagiado de la Covid-19 como si no, tu cerebro con toda seguridad se ha visto afectado durante los últimos meses. El virus, de por sí, puede causar una cantidad importante de problemas, junto a la ansiedad y la depresión. El aislamiento y la preocupación causada por la pandemia puede en forma similar alterar la química en nuestro cerebro causando desordenes en los estados de ánimo.
Se asumió que el confinamiento traería consecuencias y así ha sido. Algunos estudios indican que uno de cada cuatro personas convive con la depresión y prácticamente el 100% ha tenido que gestionar la ansiedad durante la cuarentena. Será este año 2021 cuando el destrozo psicológico comience a reclamar la verdadera atención. Es la próxima pandemia que nos llegará.
Un estudio, publicado recientemente en la revista Neuropsychopharmacology Review, ha puesto de manifiesto cambios que se han producido en el cerebro como consecuencia de la pandemia.
En primer lugar, los producidos por la propia infección de la Covid-19. Adicionalmente, desórdenes en el estado de ánimo, síntomas típicos de fatiga, dolor de cabeza, pérdida de memoria y de atención. Hay una serie de razones que explican estos cambios en el cerebro, incluyendo inflamación y episodios cerebrovasculares (síndrome causado por la falta de riego sanguíneo en el cerebro).
La investigación sugiere que el virus ingresa al cerebro a través del bulbo olfatorio del prosencéfalo, importante para procesar los olores. La pérdida del sentido del olfato es un síntoma muy frecuente en los enfermos de coronavirus.
El nuevo coronavirus afecta a nuestros cerebros, tanto si te contagias como si no.
Teo Tarras/Shutterstock.
Como parte del sistema responsable para el sentido del olfato, el bulbo olfatorio envía información sobre los olores que luego es procesada en otras regiones del cerebro – incluyendo la amígdala, la corteza orbitofrontal y el hipocampo – que desempeñan un papel fundamental en las emociones, en el aprendizaje y en la memoria.
Además de tener extensas conexiones con otras regiones del cerebro, el bulbo olfatorio es rico en dopamina, importante para el placer, la motivación y la acción. Podría ser que la Covid-19 altere los niveles de dopamina y de otros mensajeros químicos, como la serotonina y la acetilcolina en el cerebro, aunque haya una cierta inseguridad en este sentido. Todos estos mensajeros químicos son reconocidos por su involucración en la atención, aprendizaje, memoria y estado de ánimo.
Estas alteraciones en el cerebro son las responsables para el estado de ánimo, la fatiga y los cambios cognitivos que normalmente experimentan los pacientes de la Covid-19. Podrían ser los causantes de estrés, ansiedad y depresión en aquellos pacientes que han contraído el virus.
Pero, no solo son las personas que se han contagiado las que sufren aumento de ansiedad y depresión durante la pandemia. La preocupación excesiva de contraer o contagiar el virus a los otros integrantes de la familia, al mismo tiempo que el aislamiento y la soledad, también pueden afectar la química en nuestro cerebro.
El estrés continuado es la mayor amenaza para la inflamación persistente en el cuerpo, lo que también puede perjudicar al cerebro e impactar en el hipocampo y, consecuentemente, deteriorar las emociones. El estrés también puede afectar los niveles de serotonina en el cerebro y de cortisol, lo que modifica el estado de ánimo. Eventualmente, estos cambios pueden causar síntomas de depresión y de ansiedad.
Entrenamiento del cerebro
Sin embargo, la gran y buena noticia sobre el cerebro es que es un órgano increíblemente plástico, lo que significa que se metamorfosea y puede reponerse de algunos daños. Aún en serias condiciones, como pérdida de memoria y depresión puede mejorar haciendo cosas que alteren el funcionamiento y la química del cerebro.
La cuarentena ha resultado estresante para muchas personas. Fizkes/Shutterstock
La investigación, precisamente analiza las soluciones prometedoras para combatir estos síntomas de estrés, ansiedad y depresión en los pacientes de la Covid-19 y en otras personas. Se sabe que ejercitar y entrenar en la plenitud mental y en el relajamiento mental – técnicas que nos ayudan para abordar el presente – pueden ser muy útiles para combatir el estrés. De hecho, una serie de estudios han demostrado beneficiosos cambios funcionales y estructurales en la corteza prefrontal (responsable de la planificación y de la toma de decisiones), hipocampo, y la amígdala cuando se realiza este tipo de entrenamiento.
Un estudio demostró aumento en la densidad de la materia gris – el tejido que contiene la mayor cantidad de cuerpos celulares y componentes clave del sistema nervioso central – y en el hipocampo izquierdo después de ocho semanas de entrenamiento (comparativamente con los grupos de control).
Lo más importante, estas son áreas en las que impacta el coronavirus. Además, el entrenamiento cognitivo de gamificación también puede ser muy útil para mejorar la atención, la memoria e incrementar la motivación. Aquellos que han experimentan síntomas persistentes de salud mental pueden requerir evaluación clínica por un psicólogo o un psiquiatra. En esos casos, se disponen de tratamientos farmacológicos o psicológicos, como antidepresivos o terapias cognitivas del comportamiento.
Dado que aun muchos países no han abandonado completamente la cuarentena, y hay retrasos o limitaciones para el acceso a los sistemas de salud, las técnicas modernas como artilugios wearables (trackers de actividad) y plataformas digitales (mobile apps), que se pueden integrar con facilidad en la vida cotidiana, constituyen una verdadera promesa.
Por ejemplo, los trackers de actividad pueden controlar aspectos como el ritmo cardíaco y patrones del sueño, indicando cuando el usuario puede beneficiarse con la meditación, los ejercicios, o el sueño adicional. Hay apps que pueden ayudar a reducir significativamente los niveles de estrés.
Estas técnicas son beneficiosas para todos, y pueden ayudarnos a promover resiliencia cognitiva y la salud mental – preparándonos para eventos críticos como las pandemias globales. Como sociedad, necesitamos anticiparnos a los desafíos del futuro de la salud del cerebro, cognición y bienestar.
Deberíamos plantearnos utilizar estas técnicas en las escuelas para promover la resiliencia en la vida, comenzando desde la edad temprana.
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