Levedad vs. pesadez del tiempo

Un día de invierno de 1953, Isaac Asimov hojeaba un viejo ejemplar de la revista Time de 1932 cuando en sus páginas vio una imagen de un hongo nuclear. Se quedó petrificado. Echando cuentas, aún faltaban 13 años para las explosiones de Hiroshima y Nagasaki. Después comprendió que esa imagen era en realidad la foto de un géiser, el Old Faithful, del Parque Nacional Yellowstone, en el estado de Wyoming. Entonces comenzó a reflexionar sobre las consecuencias que tendría si hubiera habido un dibujo de una nube de hongo en una revista de 1932, y finalmente dio con la trama de una historia de viajes en el tiempo.  De esa confusión nació una novela de viajes en el tiempo llamada El fin de la eternidad, en la que se habla del siglo ciento cincuenta mil, donde hay muchas especies vivientes pero ninguna humana…. Pero este mundo es también algo extraordinario en sí mismo, con cualidades únicas. En ese mundo la sensación de aceleración o de presente eterno se han modificado y el reloj mental altera la percepción del tiempo. Las cosas existen más allá del tiempo y existe la capacidad de, por medios tecnológicos, entrar y salir de cualquier punto de la corriente temporal y viajar por ella, alterándola – “Cambios de Realidad”.

Para la gran mayoría de las personas en todo el mundo, la cuarentena impuesta por la pandemia de la Covid-19 condujo a una sensación general de que el tiempo parece estar suspendido y el presente se está expandiendo. Cada vez anochece más temprano, pero los días se asocian a más largos. Las mañanas se siguen y se parecen entre sí, a veces es difícil diferenciar en que día de la semana nos encontramos. Efectivamente, el encierro en casa, debido a la pandemia de la Covid-19 generó una significativa distorsión en la percepción del tiempo. De allí la importancia de analizar y entender a qué se debe este fenómeno y como regularlo.

Científicamente, el tiempo es bastante preciso. De hecho, nuestro planeta tarda 23,9 horas en hacer una rotación sobre su eje. Pero no es así como entendemos el tiempo, ya que a menudo sentimos que pasa demasiado lento o deprisa. Esto se debe a que nuestro estado emocional juega un papel fundamental en nuestra percepción del tiempo. Así, numerosas investigaciones concluyen que, a las personas con un estado emocional negativo, el tiempo les parece que pasa mucho más lento. En cambio, a las personas con un estado emocional positivo el tiempo les parece que transcurre mucho más rápido.

Por este motivo, en las primeras semanas de la pandemia, cuando hubo confinarse en casa y nuestra vida cambió por completo, no era extraño suponer que sentiríamos una montaña rusa de emociones. Tanto fue así que la Covid-19 no solo alteró nuestras vidas, sino también nuestro sentido del tiempo.

Diferencias en la percepción del tiempo

Cuando disfrutamos (durante un viaje o en una reunión con amigos) el tiempo parece pasar volando. En cambio, cuando estamos tristes, enfadados, nerviosos o asustados, el tiempo parece que se detiene. De hecho, algunas personas que han sufrido un suceso traumático o un accidente de coche comentan que lo vivieron a cámara lenta. Esto se debe a que la emoción y la motivación están entrelazadas.

La emoción nos obliga actuar de una forma determinada, ya sea escondiéndonos si estamos asustados o concentrándonos en una actividad que nos apasiona. La primera se denominada ‘motivación de evitación’, mientras que a la segunda se le conoce como ‘motivación de acercamiento’. Así, un equipo de investigadores de la Universidad de Delaware (Estados Unidos) ha podido concluir que la motivación de acercamiento hace que nuestro sentido del tiempo se acelere, mientras que la motivación de evitación lo ralentiza.

Esto es debido a que, cuando estamos disfrutando con una actividad o decididos a hacer una tarea específica, tenemos un objetivo en mente. De esta forma, la aceleración o ralentización del tiempo contribuye a lograr esos objetivos, ya que cuando el tiempo pasa más rápido a las personas les cuesta menos perseguir una meta a largo plazo.

El túnel del tiempo de la Covid

Ilustración: Sarah Grillo/Axios.

El inicio de la pandemia de la Covid-19 parecería que para algunos sucedió hace mucho tiempo atrás, para otros solo fue ayer. Los científicos han comenzado el análisis de la forma en que las personas procesan el paso del tiempo, administran el estrés, incertidumbre y aislamiento luego de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la pandemia hace algo más de un año, 8 meses y veintinueve días.

Por qué interesa: Los efectos globales de la pandemia de cómo las personas experimentan el tiempo podría suministrar nuevos conocimientos sobre la capacidad del cerebro para percibir y predecir el tiempo -un aspecto fundamental de la vida.

– El cerebro procesa el tiempo según múltiples escalas; desde décimas de microsegundos a horas, meses y años, o hasta siglos.

– Los mecanismos de las escalas más reducidas, y más prolongadas, se comprenden mejor que las basadas en minutos, horas y semanas. En estas   escalas de tiempo se enmarcan las experiencias de la pandemia.

Qué se ha encontrado: Una investigación desarrollada mediante cuestionarios online en abril de 2020 por Ruth Odgen, psicólogo experimental de la Universidad John Moores de Liverpool, determinó que más del 80% de los participantes sintieron que el tiempo se distorsionó.

– Alrededor del 50% de las personas en el estudio -aquellos que eran mayores, se sintieron aislados socialmente o estresados, o con pocos objetivos por alcanzar – el tiempo resultó ralentizado. Pero transcurrió más rápidamente para aquellos que eran más jóvenes, y más satisfechos socialmente.

Según los investigadores no habría una narrativa simple o clara de lo sucedido.

– Los investigadores formaron un consorcio que empleó cuestionarios online para determinar cómo el aislamiento social afectaba a las percepciones del tiempo en una muestra de 2.500 participantes en 10 países.

– Los primeros resultados indicaron que la distorsión del tiempo afectó más, según las personas se sintieran confinadas, versus que tan confinadas estuvieran por las medidas impuestas para limitar las interacciones sociales.

– Las semanas y meses parecen transcurrir más lentamente para la mayoría de las personas, pero las horas y minutos no estaban afectadas. Parecería que el confinamiento no modifica nuestro funcionamiento de corto plazo: tenemos que seguir yendo al baño, consultar información en el ordenador, cocinar, alimentarnos, o limpiar la casa.

Lo intrigante: El tiempo durante la pandemia se ha distorsionado en diferentes culturas, pero las diferencias se han puesto de manifiesto.

– En Irak, los participantes en el estudio reportaron consistentemente que los días y las semanas transcurrieron lentamente.

– En Argentina, la mayoría de las personas indicaron que el tiempo transcurrió más rápidamente que lentamente.

– En Francia, el tiempo transcurrió lentamente debido a lo que parecería ser un persistente sentimiento de aburrimiento por un estado depresivo que se extendió en la sociedad

Qué más podría incidir en las diferencias culturales: Según las medidas de salud pública adoptadas en los diferentes países, hasta la forma en que el tiempo es imaginado y descrito en las diferentes culturas podrían explicar estas diferencias.

Cómo funciona: La memoria juega un papel fundamental en como las personas juzgan la duración de un periodo de tiempo. A mayor cantidad de marcadores temporales que asume el cerebro, mayor tiempo pasa.

– Sin recuerdos de viajes realizados, bodas, celebraciones de graduación y otros eventos durante los dos últimos años, las personas tienden a sentir que les han sido robados recuerdos que desertizan el cerebro y esperan que el tiempo se sienta como si fluyera rápidamente; pasar página lo antes posible.

Es algo más sutil. No hemos podido construir recuerdos que hubiéramos deseado, por lo que hemos desarrollado una nueva estructura social y una nueva forma de vida. Esto ha impactado y ha significado como si fuera un largo periodo de tiempo para numerosas personas.

– Por lo tanto, para muchos el tiempo transcurre lentamente.

El panorama completo: Si las personas pasan meses en una caverna o días en un bunker sin sonreír, relojes u otras señales o guías, indudablemente perderán la percepción del tiempo.

– Aunque en la pandemia todos teníamos relojes, también nos afectaban numerosas distorsiones.

– La pandemia ha subrayado que el tiempo está vinculado a experiencias, emociones y pensamientos. Ello alienta a nuevas investigaciones para estudiar la neurobiología del tiempo.

– El tiempo es una faceta indicadora de que hay algo más. Está mucho más integrado a las experiencias sensoriales y a nuestra consciencia.

Lo que habría que analizar: La gran pregunta es si la pandemia continuara afectándonos aún por largo tiempo, cuando muchas de las nuevas reglas sociales sean abandonadas u olvidadas.

Observación final: La pandemia nos ha concienzado que la forma en que utilicemos el tiempo afectará al sentimiento que tengamos sobre el propio tiempo.

– Hay un potencial real de beneficio para el bienestar, de la salud mental y de la calidad de vida o del consumo si nos preguntamos: ¿Cómo me hace sentir mi propio tiempo?

Basado en: Investigación de Alison Snyder, autora de Science.

La Covid-19 incitó a los automovilistas pudientes a comprar más Rolls-Royce que nunca porque los hizo darse cuenta de que la vida es corta, han declarado recientemente en el fabricante automotriz de lujo. Mientras los casos mundiales aumentaban en 2021, Rolls-Royce Motor Cars, con sede en Goodwood, West Sussex, registró sus mayores ventas anuales en sus 117 años de historia, vendiendo 5.586 autos en más de 50 países.

El presidente ejecutivo de la empresa, Torsten Müller-Ötvös, comentó que la pandemia propició que los clientes, cuya edad promedio era de 43 años, reaccionaran al recordatorio de su propia mortalidad despilfarrando en autos de lujo. Un claro ejemplo de Carpe diem, o del “es ahora o nunca” … o también, según el popular adagio en España: “aquí te pillo … aquí te mato.”

“Muchas personas fueron testigos del fallecimiento de personas de su comunidad a causa de la Covid-19 y eso los hizo pensar que la vida puede ser corta y que es mejor vivir ahora en lugar de posponerlo hasta una fecha posterior”, dijo Müller-Ötvös. “Eso fue lo que ayudó a Rolls-Royce”. Una nueva percepción del tiempo y del disfrute.

Señaló que el fabricante automotriz, propiedad de BMW, también se benefició de las restricciones que la pandemia impuso en las oportunidades de los consumidores adinerados con respecto a gastar su dinero en otros ámbitos. “Se debe en gran medida a la Covid-19 que todo el negocio relacionado con el lujo esté floreciendo en todo el mundo”, comentó. “La gente no podía viajar mucho, no podía invertir mucho en servicios de lujo… y existe una gran cantidad de dinero acumulado que se gasta en artículos de lujo”.

Indicó que las ventas aumentaron en todas las partes del mundo, una tendencia inusual, y que la Gran China y América siguen siendo los dos principales mercados, representando cada uno el 30% de las ventas. Ningún otro fabricante vendió más automóviles de más de 250,000 euros, precisó. El modelo Phantom fue el más vendido de la empresa, pero su SUV Cullinan representó el 30% de las ventas de 2021.

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El Autor

Roberto Álvarez del Blanco

Es una de las principales autorida- des internacionales en marketing y estrategia de marca. Profesor del IE Business School.

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