Flexibilidad cognitiva, esencial para que la sociedad prospere
La flexibilidad cognitiva es fundamental para los tiempos post pandemia de la Covid-19 ya que puede contribuir a maximizar el potencial de las personas para crear ideas innovadoras e inventos ingeniosos. La necesitamos para resolver los grandes desafíos actuales. Los test del coeficiente intelectual (CI) no pueden medirla, aunque la flexibilidad cognitiva es clave para el aprendizaje y la creatividad.
El coeficiente intelectual (CI) a menudo es aclamado como un motor fundamental del éxito, especialmente en campos como la ciencia, la innovación y la tecnología. De hecho, muchas personas sienten una fascinación infinita por las puntuaciones de coeficiente intelectual de las personas famosas.
Pero la verdad es que algunos de los mayores logros de nuestra especie se han basado principalmente en cualidades como la creatividad, la imaginación, la curiosidad y la empatía. Muchos de estos rasgos están incrustados en lo que los científicos llaman “flexibilidad cognitiva”, una habilidad que nos permite cambiar entre diferentes conceptos o adaptar el comportamiento para lograr metas en un entorno nuevo o cambiante. Básicamente, se trata de aprender a aprender y ser capaz de ser flexible en la forma de aprender.
La pandemia del coronavirus ha afectado significativamente a nuestros cerebros y a nuestras mentes. La flexibilidad cognitiva puede haber forzado la forma en que las personas se enfrentaron a los bloqueos pandémicos, que produjeron nuevos desafíos en torno al trabajo, a la educación y a la socialización e incluso a la supervivencia económica. Para algunos nos resultó más fácil que para otros adaptar nuestras rutinas para realizar muchas actividades desde casa. Es posible que personas tan flexibles también hayan cambiado estas rutinas de vez en cuando, tratando de encontrar formas mejores y más variadas de realizar su día.
Otros, sin embargo, tuvieron problemas y finalmente se volvieron más rígidos en su pensamiento. Se apegaron a las mismas actividades de rutina, con poca flexibilidad o cambios por su rigidez cognitiva.
La flexibilidad cognitiva también puede ayudar a proteger contra una serie de sesgos, como el sesgo de confirmación. Esto se debe a que las personas que son cognitivamente flexibles reconocen mejor las posibles fallas en sí mismas y utilizan estrategias para superarlas. La flexibilidad cognitiva también se asocia con una mayor resistencia a los eventos negativos de la vida, así como con una mejor calidad de vida en las personas mayores.
Incluso puede ser beneficioso en la cognición emocional y social: los estudios han demostrado que la flexibilidad cognitiva tiene un fuerte vínculo con la capacidad de comprender las emociones, los pensamientos y las intenciones de los demás.
Los estudios de neuroimagen han demostrado que la flexibilidad cognitiva depende de una red de regiones cerebrales frontales y “estriatales”. Las regiones frontales están asociadas con procesos cognitivos superiores como la toma de decisiones y la resolución de problemas. En cambio, las regiones estriatales están vinculadas con la recompensa y la motivación.
Hay varias formas de evaluar objetivamente la flexibilidad cognitiva de las personas, incluida la Prueba de Clasificación de Tarjetas de Wisconsin y el cambio de tarea intra-extra dimensional CANTAB.
Impulsar la flexibilidad
La buena noticia es que hay serios indicios de que la flexibilidad cognitiva se puede entrenar.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una terapia psicológica basada en evidencia que ayuda a las personas a cambiar sus patrones de pensamientos y comportamiento.
Por ejemplo, una persona con depresión que no ha sido contactada por un amigo en una semana durante la cuarentena del coronavirus puede atribuir esto a que ya no le agrada al amigo. En TCC, el objetivo es reconstruir su pensamiento para considerar opciones más flexibles, como que el amigo esté ocupado, o que no pueda contactarlo, o que evite el trato para prevenir contagios.
El aprendizaje de estructuras, la capacidad de extraer información sobre la estructura de un entorno complejo y descifrar flujos inicialmente incomprensibles de información sensorial, es otra forma potencial de avance.
A medida que salgamos de la pandemia del coronavirus, necesitaremos asegurarnos de que, al enseñar y capacitar nuevas habilidades, las personas también aprendan a ser cognitivamente flexibles en su pensamiento.
Esto les proporcionará una mayor resiliencia y bienestar en el futuro.
La flexibilidad cognitiva es esencial para que la sociedad prospere. Como se anticipara al inicio, puede ayudar a maximizar el potencial de las personas para crear ideas innovadoras e invenciones creativas.
En última instancia, son esas cualidades las necesarias para resolver los grandes desafíos que hoy tiene planteados la humanidad, incluidos prevenir nuevas pandemias, el calentamiento global, la seguridad en la salud, o la seguridad alimenticia, entre otros.
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