Calor y felicidad
Sudar genera alegría, ya que el calor fomenta la segregación de las hormonas de la felicidad. Las personas se deprimen por los motivos más diversos, aunque todas tienen algo en común: la alteración del metabolismo cerebral. Recientemente se ha descubierto que el calor levanta el ánimo, de allí que sudar en una sauna puede constituir una buena solución. El calor influye en las emociones significativamente. Un papel decisivo lo juega la hormona serotonina, que además de afectar al sueño, el hambre y la temperatura corporal, también afecta al estado anímico.
La falta de esta “hormona de la felicidad” en el cerebro puede entristecernos, y un exceso ponernos eufóricos. La sustancia tiene su origen en los llamados “núcleos del rafé”, seis pequeñas regiones en el núcleo encefálico, que se caracterizan por un alto contenido en serotonina. En experimentos con animales, los científicos han descubierto en uno de esos núcleos un grupo de neuronas que producen serotonina y que, además son sensibles a la temperatura.
Cuando la temperatura ambiental asciende, esta información es transmitida a través de la piel al sistema nervioso central, donde activa el grupo de neuronas del núcleo del rafé, que desencadena un proceso de refrigeración. Y hay un efecto secundario positivo: estas células nerviosas aumentan la producción de serotonina y la envía al lóbulo frontal. Esta región del cerebro se encuentra directamente detrás de la frente y regula, entre otras cosas, el estado emocional.
– Investigaciones realizadas en Japón han examinado las diferencias en las regiones cerebrales según las sensaciones térmicas ante cambios de temperatura (comodidad térmica / incomodidad ). Grupos de personas en ambientes de 32-33º (caliente) o 21-22 (frío) fueron refrescadas o calentadas con difusores de agua en ciertas áreas corporales (cara, hombros, abdomen, y muslo). Los hallazgos demuestran diferencias significativas en cuanto a la comodidad térmica / incomodidad en el sistema nervioso según sean las áreas afectadas del cuerpo
– La temperatura constante de 23º provoca sensaciones de bienestar corporal (en ambientes de oficinas, hogar o interior del automóvil)
– El “calor” es el rasgo personal más prominente para el juicio social. De hecho, es sabida la influencia que tiene el cálido contacto físico con los mayores durante la infancia en las relaciones saludables como adultos. Estudios recientes de IRMf demuestran la involucración de la ínsula del cerebro en el proceso, tanto de la temperatura física como de información sobre calidad interpersonal (confianza)
– La experiencia de calor físico (o frío) puede incrementar sentimientos de calidez (o frialdad), sin que la persona sea consciente de esa influencia. Un estudio sobre el tema consistió en la presentación a los participantes del experimento por un investigador, en la creencia que la investigación se iniciaría de inmediato. En realidad, el experimento se inició cuando el investigador, confundido por la manipulación de un manojo de papeles, solicitaba previamente a los voluntarios que le sostuvieran un jarro de café. La manipulación clave en el estudio era que en algunos casos el café estaba helado y en otros muy caliente. Los participantes leyeron una descripción biográfica y aquellos que habían sostenido el jarro de café caliente indicaban que la persona tenía características de calidez humana (generosidad, servicialidad) manteniendo inalterables los restantes atributos de personalidad descritos.
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