Mano derecha, elección por la derecha
¿Por qué nos inclinamos a las cosas disponibles en nuestro lado dominante? Una persona diestra toma diferentes decisiones que una persona zurda, según una serie de investigaciones que demuestran cómo se asocia nuestro lado dominante con la calidad y nuestro lado no dominante con lo menos aceptable. Se prefieren productos y personas que estén en nuestro lado bueno, a aquellos cercanos a la otra parte del cuerpo.
La teoría de cognición corporizada, muy aceptada por los científicos cognitivos en los últimos años, sostiene que las ideas abstractas se fundamentan en las experiencias físicas de la vida. Si el cuerpo “esculpe” el pensamiento ¿las personas con cuerpos diferentes, piensan distinto? Para testar esta hipótesis se han analizado comportamientos de personas ambidiestras demostrándose que las personas diestras asocian lo que está a la derecha con bueno y lo que está a la izquierda con malo. Lo inverso sucede con las asociaciones de las personas zurdas.
Las personas prefieren objetos, candidatos a cubrir puestos de trabajo e imágenes de criaturas alienígenas en su lado dominante a las del lado no dominante. Incluso se han analizado los gestos de políticos, determinándose que gesticulan con su mano dominante cuando defienden posturas positivas y enfatizan con su mano opuesta los aspectos conflictivos. Se ha obtenido información que sugiere que los zurdos tienen mejor opinión de las azafatas cuando se sientan en el lado derecho del avión.
Para descartar la posibilidad que esta influencia es puramente genética, como lo es lo ambidiestro, los estudios se enfocaron a inhibir la mano preferida. Por ejemplo, se analizó a personas jugando al dominó mientras usaban guantes voluminosos y grotescos en su mano dominante. Los resultados obtenidos sugieren que se observa amablemente a la mitad del mundo debido a la posibilidad de interactuar fluidamente a través del lado dominante. Si se complica, la opinión cambia.
Más aún, la experimentación se ha realizado con niños y se ha descubierto que a los seis años éstos desarrollan prejuicios ambidiestros. Se les preguntó sobre qué animales representados en una serie de dibujos eran más atractivos o aparentaban ser más inteligentes. Los diestros seleccionaron a los animales situados a la derecha de las ilustraciones y los zurdos a los que estaban representados a la izquierda. Asimismo, seleccionaron poner sus juguetes preferidos en cajas situadas en sus lados dominantes.
Nos movemos con cuerpos asimétricos e interactuamos con nuestro entorno de forma sistemáticamente diferente. Debido a que estas interacciones influyen en el pensamiento, el cuerpo puede moldear los juicios de la realidad en formas hasta ahora insospechadas.
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