Mente creativa

Estudiar la creatividad, desde una perspectiva de neuromarketing, es un reto para los investigadores que puede llevar a transformar la visión que se tiene de la propia estrategia de marca o de la misma organización, hasta una comprensión más holística del mercado, de los clientes y del escenario competitivo, actual o futuro.

El mundo cambia a una velocidad cada vez mayor, lo que requiere una adaptación creativa a las nuevas conductas.

En la actualidad, una insuficiente atención a las innovaciones y las aportaciones de la mente creativa puede resultar la principal razón del hundimiento de la marca e incluso hasta de la propia empresa. En neuromarketing, el enfoque de la creatividad tiene dos horizontes: el interno (organizativo) y el externo (del mercado). En el primero, el énfasis se centra en competir con ideas. La competencia, después de todo, implica lo básico de desarrollar ideas proactivas y sostenibles. Así, la creatividad precede a la innovación que se constituye en su expresión física.

El segundo horizonte (del mercado) asume que los clientes aprecian, valoran positivamente y premian aquellas propuestas de estímulo o manifestaciones creativas que ofrezca la marca, y que permitan incrementar el propio nivel de conocimiento, curiosidad o descubrimiento. En síntesis, que aumenten los logros creativos personales o el desempeño creativo en la vida diaria, así como en la imagen de la carrera futura. Según Wallace Stevens, “el mundo que nos rodea sería desolado si no fuera por el mundo que llevamos dentro”.

La insatisfacción permanente y la búsqueda de mejores soluciones son los ingredientes más poderosos para impulsar la creatividad y la búsqueda de la perfección. Cuando el concepto se satisface en el cerebro la creatividad disminuye rápidamente, debido a que no es necesario crear lo que ya se ha logrado. Aunque el proceso, de hecho, crea hábitos.

• Complejos trabajos de observación clínica han determinado que la creatividad se asocia con el funcionamiento de la corteza temporo-occipito-parietal (TOP) y a su interacción con la corteza prefrontal (CPF). En estas regiones se llevan a cabo procesos de asociación y de síntesis, donde ocurren procesos mentales complejos tales como las actividades simbólicas, la anticipación y la abstracción. Estas áreas reciben y procesan estímulos del mundo exterior y de otras partes de lo corteza cerebral, que se convierten en constructos cada vez más elevados.

• Se requiere de la participación de las áreas motoras, visuales y auditivas y de los centros de lenguaje para que la persona creativa plasme su obra. De este modo, el impulso retorna a las fuentes primarias después de una transformación complicada e impredecible.

• En los estudios se demuestra que otros indicadores de creatividad son: expresividad emocional, contexto, movimiento o acción, expresividad de títulos, síntesis, visualización inusual, visualización interna, extensión de límites, sentido del humor, riqueza de la imaginería, imaginación colorista y fantasía.

El proceso creativo y perfeccionista es trascendente para el bienestar individual y la supervivencia social. La ciencia, el arte, la tecnología y la filosofía tienen su fundamento en esta cualidad humana que implica la transformación de lo existente, la expansión de los campos conceptuales y estéticos y de la trascendencia.

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El Autor

Roberto Álvarez del Blanco

Es una de las principales autorida- des internacionales en marketing y estrategia de marca. Profesor del IE Business School.

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