Pensamiento positivo o negativo

Habitualmente, en toda librería se encuentran publicaciones de autoayuda basadas en la idea que el pensamiento positivo es vital para lograr hacer realidad las ambiciones. El mensaje es claro: si deseas alcanzar el objetivo propuesto sólo hay que autoconvencerse de “que puedes”, e imaginarse a uno mismo haciendo realidad lo imaginado. El éxito, seguramente, surgirá.

Sin embargo, los pensamientos positivos, conocidos en investigación como fantasías, pueden perjudicar el rendimiento personal. Cuando se fantasea, se idealiza el futuro. Se imaginan todas las cosas hermosas que se pueden lograr y lo sencillo que resulta el camino.

Las fantasías no se basan en experiencias, por lo que se pueden imaginar cosas sobre las cuales se carece de entrenamiento o práctica. Tampoco se basan en lo que creemos que sucederá. ¿Cómo imaginamos sería el mundo si se ganara el primer premio de la lotería? Siempre, estas fantasías difieren de las expectativas positivas sobre el futuro. Las expectativas se vinculan a experiencias y a probabilidades de futuro. Al basarse en la realidad, también se asocian con mejores esfuerzos y rendimientos. Sólo ciertos pensamientos son positivos en este proceso.

Para comprender porqué las fantasías constituyen un aspecto peligroso del pensamiento positivo, deben entenderse sus consecuencias.

1.- Disminuir energía

Generar fantasías positivas sobre resultados deseados puede penalizar las energías.  Las                 fantasías disminuyen la tensión arterial sistólica (consideradas como disminuyentes de energía).

2.- Logro sólo mental

El ensueño de los pensamientos sobre el futuro brillante puede producir “la conquista mental” de lo venidero; pensar como si ya se hubiera logrado. Suele provocar  baja motivación para alcanzar los objetivos y superar los esfuerzos necesarios de la realidad.

 3.- Planificación inadecuada

Esta consideración es sencilla: cuándo se piensa sólo en lo positivo que será el futuro y en lo fácil que resultará alcanzarlo, se marginará la planificación para la superación de potenciales obstáculos. Al carecer de este análisis, es muy probable que se produzcan irremediables bloqueos.

 4.- Búsqueda de objetivos inalcanzables

Un inconveniente de las fantasías positivas es la imposibilidad de distinguir entre objetivos realistas versus inalcanzables. Al planteárselas, las personas muestran niveles de compromiso, independientes de las expectativas para alcanzar los objetivos. Aunque podría considerarse este compromiso como beneficioso, sería mucho más importante tener en cuenta los talentos y las oportunidades y alinear a ellos los objetivos. Desafortunadamente, las investigaciones demuestran que la mayoría de las personas que fantasean sobre el futuro feliz están incapacitadas para considerarlos.

El pensamiento positivo debería no ser la única respuesta a la motivación y al éxito. El pensamiento realista y pragmático de cómo conseguir el logro puede resultar más conveniente, y no  sólo imaginar que ya se lo ha conquistado. De hecho, una serie de estudios sugieren que las personas que sólo se embarcan en el pensamiento positivo suelen obtener el efecto contrario a su intención.

Afortunadamente, tanto la filosofía como las neurociencias contemporáneas plantean una alternativa que podría ser nominada como “el trayecto negativo hacia la felicidad”. Este enfoque contribuye al entendimiento del porqué los habitantes de países económicamente desfavorecidos e inseguros documentan mayores niveles de felicidad que aquellos que viven en los países más ricos  y desarrollados.

Se estima que en la actualidad, alrededor de un tercio de la población de occidente cuando se proyecta al futuro incierto se enfoca, además de en el mejor escenario, en el más complicado y borroso. A este fenómeno se lo conoce como “pesimismo defensivo” . Contrariamente al pensamiento positivo, las investigaciones demuestran que el aprendizaje de acomodar los pensamientos de incertidumbre, proporciona una vida más equilibrada, y también contribuye a la prosperidad.

Estas personas, en vez de fijar un objetivo y diseñar un plan para alcanzarlo utilizan todo lo que tienen disponible e imaginan un final posible. En lugar de enfocarse en la posibilidad de recompensas espectaculares asumen lo que se conoce como “principio de pérdidas razonables” planteándose que tan grande sería la pérdida ante el fracaso. Sólo si la pérdida potencial es asumible, continúan al siguiente nivel.

La ventaja definitiva del “sendero negativo” supera al papel facilitador de las emociones optimistas o incluso al del éxito. Es simplemente realismo. El futuro es cada vez más incierto, y las cosas tanto funcionan bien como mal. En ocasiones, hay demasiada motivación debido a la ansiedad por subestimar la inevitable sorpresa de la vida. Nos enfrentamos a determinados acontecimientos contingenciales que ni siquiera el más poderoso de los pensamientos positivos pueden alterar.

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El Autor

Roberto Álvarez del Blanco

Es una de las principales autorida- des internacionales en marketing y estrategia de marca. Profesor del IE Business School.

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