¿Porqué las ilustraciones y advertencias de “fumar mata” colocada en las cajetillas de cigarrillos no funcionan como lo esperado? A pesar de que las imágenes son repulsivas parecería que en los fumadores crónicos tienen poco impacto.

Estudios realizados recientemente demuestran que los fumadores terminan acostumbrándose a las imágenes de precaución e incluso las consideran como algo más del envase.

De hecho, las imágenes no incrementan el deseo de fumar, y quizás algunos poco adictos sean disuadidos. Sin embargo, por muy repulsivas que resulten las imágenes es probable que ejerzan poco impacto en los fumadores crónicos.

La idea básica es que ante esas imágenes, tanto fumadores como los que no lo son se motiven a evitar el vicio. Al asociarse con pérdida de salud la motivación parecería obvia. La segunda idea es que esta decisión descansa en un proceso racional. Vinculamos las consecuencias de fumar con la decisión consciente de mantenernos al margen del consumo de tabaco.

Los estudios demuestran que los fumadores no prestan ninguna atención a estas imágenes. En algunos casos hasta suelen introducir los cigarrillos en pitilleras y la cajetilla original se desecha.

Lo que en realidad sucede es que las imágenes dramáticas tienen una fuerza motivadora: hace que miremos para otro lado. De hecho se ha demostrado la reacción de la ínsula en el cerebro ante el disgusto que producen respuestas viscerales.

Expuestos a imágenes que disgustan nos motivamos para evitar esa situación. Miramos a otro lado, nos retiramos, cerramos los ojos. En primer lugar, reducimos la atención informativa. En segundo lugar, la motivación primaria y directa para evitar la información/imagen nunca se conecta a la cajetilla.

Alarmas de este tipo sólo funcionarían si produjeran un disgusto tal que inhibiera automáticamente fumar un cigarrillo, o incluso tocarlo.